La salud dental de los perros suele quedar en un segundo plano frente a otros aspectos del cuidado diario, como la alimentación o el ejercicio, sin embargo, un nuevo estudio impulsado por Purina Dentalife, en colaboración con el veterinario Paul Manktelow, advierte de que casi un tercio de los dueños normaliza síntomas claros de problemas bucodentales, como el mal aliento, sin ser conscientes de que pueden estar ante el inicio de una enfermedad.
La enfermedad periodontal es una de las dolencias más comunes en los perros que, según los veterinarios, más del 80% de los animales mayores de tres años la padece en algún grado. Lo preocupante es que se trata de un proceso progresivo e inflamatorio que además de comprometer los dientes y encías, también daña órganos vitales como el corazón, los riñones o el hígado, al diseminarse las bacterias por el torrente sanguíneo. Detectarla a tiempo, por tanto, es una de salud integral.
Síntomas ignorados
El informe revela que un 42% de los encuestados reconoce que su perro tiene mal aliento, pero un 30% lo asume como algo normal y no lo interpreta como un signo de alarma. Casi una cuarta parte de los dueños ha visto a su perro tener dificultades para masticar o mostrar encías inflamadas, y un 13% incluso ha observado cómo el animal se lleva la pata a la boca, un gesto que puede indicar dolor.
Aun así, más de un tercio de los convivientes con perros admite haber retrasado la visita al veterinario esperando que “el problema se resolviera solo”. Solo el 41% afirmó que acudiría de inmediato ante señales de este tipo. Por otro lado, el estudio volvió a exponer que, ante un signo de que la salud de nuestros animales no va bien, un 22% recurre en primer lugar a internet, y de ellos, casi tres de cada cuatro reconocen salir de la búsqueda más confundidos de lo que empezaron.
El veterinario Paul Manktelow, con más de 20 años de experiencia en diversos hospitales de Reino Unido, insiste en que estos signos deben tomarse en serio. “El mal aliento persistente, las encías rojas o sangrantes, la pérdida de apetito o los gestos de dolor son claros indicadores de enfermedad dental. Ignorarlos puede tener consecuencias para la salud general del animal”, advierte.
La clave, como señalan los expertos, es aprender a reconocer los síntomas iniciales y no esperar a que la enfermedad avance. Cuanto antes se detecte, más sencillo será el tratamiento y menor el sufrimiento del perro.
Hábitos de prevención
El estudio también pone el foco en los hábitos de higiene dental en casa. El cepillado regular con productos específicos sigue siendo la mejor herramienta preventiva, pero apenas un 40% de los responsables se anima a hacerlo de forma habitual. Entre quienes no lo hacen, un tercio asegura que su perro no se deja manipular la boca, mientras que un 14% considera que no es necesario.
Ante esta resistencia, muchos titulares optan por alternativas complementarias, y un 61% ofrece a sus perros palitos masticables y snacks diseñados para la higiene oral, un 43% acude al veterinario para limpiezas profesionales y cada vez personas más recurren a rutinas mixtas que combinan varias estrategias.
El reto que expone el estudio, en cualquier caso, sigue siendo el mismo, el de integrar el cuidado dental en la rutina diaria del animal con la misma naturalidad con que se vigila su alimentación o se planifican sus paseos. Y, sobre todo, entender que el mal aliento o un cambio de comportamiento no son ‘cosas de perros’, sino señales de que algo no va bien.
“Los problemas dentales no se resuelven solos, y su impacto va mucho más allá de la boca”, recuerda el profesional en salud animal, “con revisiones periódicas, cepillado de dientes regular y la incorporación de ayudas adicionales cuando sea necesario, podemos evitar que una dolencia silenciosa acabe convirtiéndose en una enfermedad grave”.