BarcelonaLos medicamentos de semaglutida –que imitan una hormona que regula los niveles de glucosa en la sangre y que se utilizan para la diabetes y la obesidad– se convirtieron en la diana de la industria farmacéutica y finalmente se han acabado recetando a las consultas y dispensando a las farmacias como una de las herramientas más eficaces. Ahora bien, la facilidad con la que se dejan de utilizar prematuramente empieza a preocupar a los endocrinólogos. Un estudio realizado en Dinamarca (donde está la producción del gigante farmacéutico Novo Nordisk) alerta de que la mitad de los usuarios de la semaglutida interrumpen el tratamiento al año.

«El nivel de disminución es preocupante porque no son medicamentos pensados ​​para ser una solución rápida y temporal», explica el autor del estudio, el profesor Reimar W. Thomsen, del departamento de epidemiología clínica de la Universidad de Aarhus y del hospital de la misma población. «Para que funcionen de forma eficaz deben tomarse a largo plazo. Todos los efectos beneficiosos sobre el control del apetito se pierden si se deja de tomar la medicación», advierte el experto, que presentará el informe a la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes, que se realiza hasta el 19 de septiembre en Viena.

Originalmente desarrollados para la diabetes, los fármacos que imitan el funcionamiento de la hormona GLP-1 estimulan la producción de insulina, ralentizan el vaciado gástrico y aumentan la sensación de saciedad. Pero, sobre todo, esencialmente hacen perder grasa y no sólo peso en general. Sin embargo, son unos medicamentos caros (el precio ronda los 200 euros al mes) que requieren que su uso sea crónico para que los efectos duren. Si se deja la medicación, el efecto rebote –como se llama la recuperación del peso perdido– es habitual.

Los investigadores, dirigidos por Thomsen, analizaron datos de los registros de salud daneses para ver con qué probabilidad y por qué motivos los adultos sin diabetes dejaban de tomar semaglutida para adelgazar, desde que se empezó a prescribir el fármaco Wegovy en Dinamarca. Wegovy es la segunda generación del fármaco para la diabetes Ozempic. En concreto, entre diciembre de 2022 y octubre de 2023, de los 77.310 usuarios de semaglutida para la pérdida de peso identificados, más de la mitad (40.262) ya no tomaban Wegovy después de un año. Un 18% interrumpió el tratamiento tres meses después, un 31% al cabo de medio año y un 42%, pasados ​​nuevos meses.

Todos los efectos beneficiosos sobre el control del apetito se pierden si se deja de tomar la medicación ”

Reimar W. Thomsen departamento de epidemiología clínica de la Universidad de Aarhus

El 72% de los usuarios de este medicamento eran mujeres pero los hombres tenían un 12% más de probabilidades de interrumpir el tratamiento. El análisis encontró que el factor más común que influía en la probabilidad de abandonar el medicamento era la edad, ya que los más jóvenes –entre 18 y 29 años– tenían hasta un 48% más de probabilidades de dejar Wegovy durante el primer año que los adultos de edad media (entre 45 y 59 años). Del mismo modo, quienes vivían en zonas de bajos ingresos tenían un 14% más de probabilidades de interrumpir el tratamiento durante el primer año que los que vivían en zonas de altos ingresos. Ambos factores destacan el alto precio de estos medicamentos (2.000 euros anuales para la menor dosis), «que es un obstáculo importante para el tratamiento de muchas personas», alerta Thomsen.

Las personas con antecedentes de medicación psiquiátrica también tenían un 12% más de probabilidades de abandonar, mientras que los enfermos cardiovasculares o crónicos tenían alrededor de un 10% más. Teniendo en cuenta que «más de la mitad de los adultos en Europa viven con sobrepeso u obesidad», entender quién puede beneficiarse más de las intervenciones que evitan el abandono del fármaco «es esencial para mejorar el uso del tratamiento y los resultados de salud y la calidad de vida posteriores», concluye Thomsen.

Sin financiación pública

Hace tiempo que las principales sociedades médicas como la Endocrine Society, alertan de que los fármacos como la semaglutida deben considerarse tratamientos crónicos para pacientes con obesidad de larga duración o con enfermedades asociadas como la diabetes o la hipertensión. De hecho, los expertos advierten que interrumpir el tratamiento después de un año sólo tiene sentido cuando aparecen efectos secundarios graves, cuando la pérdida de peso es insuficiente –menos del 5% en los primeros 3 o 6 meses a dosis máximas– o cuando el médico ve injustificado continuar con la medicación.

Según los datos de la Encuesta de Salud de Cataluña (ESCA) de 2023, aproximadamente la mitad de la población adulta de entre 18 y 74 años tiene un sobrepeso: un 34,7% tiene sobrepeso y un 15,3%, obesidad. El fármaco Wegovy empezó a comercializarse en España en mayo del 2024 con prescripción médica, pero de momento el sistema público de salud no lo financia, lo que obliga a los pacientes a asumir todo el coste del tratamiento.