Parar la oreja, detenerse, escuchar. Guardar un recorte de diario, seguir una pista, escuchar. Agazaparse, capturar una imagen (o una voz), escuchar. Esta escena de caza, repetida como un mantra, resume en poquísimas líneas el trabajo del escritor y periodista Alejandro Agostinelli, que acaba de publicar su último libro, “Argentina X”, por la editorial Fondo de Cultura Económica.
Que el cronista es un cazador, o una suerte de detective al acecho de la historia, es algo bien sabido por la tradición argentina. Desde Arlt a Walsh, pasando por Uhart y Moreno, Agostinelli se afirma en el género que condensa lo mejor de dos mundos: el periodismo y la literatura. A lo largo de catorce capítulos (y un quinceavo con una experiencia personal de yapa), el autor despliega un universo que abarca desde brujos que vaticinaron un Palito Ortega presidente a santos que lloran, aliens, hombres con discursos mesiánicos y duendes que viven en un membrillar y escuchan Tchaikovsky.
“Yo no entro ahí ni en pedo”, dice un policía, asustado por tener que ingresar a una casa de General Madariaga en la que las cosas se movían solas y que los vecinos creían embrujada. En cada una de las crónicas o perfiles que investiga, los diálogos que Agostinelli deja aflorar a la superficie contienen la huella personal de una voz, una región, una historia. En el libro, tres de ellas son bonaerenses: el capítulo sobre la casa embrujada de General Madariaga, otra sobre unos duendes verdes que aparecieron y tomaron Villa Montoro, barrio del conurbano platense, y una última sobre un San Expedito que llora en Chascomús. En cada una de ellas, el brillo de lo fantástico no solo se encuentra en las anécdotas increíbles que sus protagonistas confiaron al cronista, sino que el lector es convocado también por el carácter de cada una de esas personas, aquello que las hace hablar de la forma en que hablan, usar las palabras que usan, vincularse con el mundo como lo hacen. “A mí lo que más me interesa es poder conversar con la gente y lograr que no se pongan a la defensiva. Quiero entender qué es lo que estas personas han vivido”, reflexiona el autor sobre la experiencia de la entrevista, la herramienta sobre la que construyó Argentina X.
“Es un libro raro en varios sentidos”, explica entre risas al hablar de la vastedad de temas que se tocan en su interior. En un principio, el material contenía unas treinta historias. “Era, como llamó Guillermo David a uno de sus libros, un ‘puchero misterioso’”, sonríe. Agostinelli usa palabras y expresiones como “puchero” y “tirar de la piola de la historia”. Su voz, como la de las personas que tan exhaustivamente entrevistó, tiene un color muy suyo. En este caso, cercano a la experiencia barrial, lugar que es escenario de varios de los capítulos de su libro y parece estar siempre listo para el componente extraordinario. “Es ciencia ficción plebeya”, dirá al ser consultado sobre la naturaleza del género que lo desvela una y otra vez desde la infancia.
El campo de lo mágico o paranormal es lo suyo. Agostinelli investiga sobre ufología desde adolescente, momento en el que empezó a nutrir un archivo repleto de recortes de revistas, diarios, fotos, historias que escuchaba y que tenían sus treinta segundos de fama y extrañeza en la TV. Profundizar esa información para que la historia no se perdiera entre titulares sensacionalistas fue el trabajo de toda su vida. Tenía como para hacer dulce. Cuando le estaba dando forma al libro, consultó a su amigo, el también escritor y editor Daniel Riera. “Él se puso al hombro la totalidad del material y me ayudó a encontrar su forma y cómo iba a estar equilibrado temáticamente”, cuenta. De treinta historias quedaron catorce, pero a Alejandro el número no le resultó simpático. “Terminé haciendo una trampita: decidí sumar una experiencia personal al final, a modo de epílogo. Esa que siempre te piden y da pereza contar. Me pasó y lo conté: un encuentro cercano con un monstruo”, explica. Finalmente, medio libro fue dedicado a lo “mágico-paranormal”, experiencias mágico-religiosas, poltergeist, fantasmas, casas encantadas, duendes y “manifestaciones bizarras”, y la otra mitad se orientó al género que más le interesó siempre: el asunto extraterrestre y ufológico.
El libro también tiene capítulos dedicados a figuras relevantes del mundo de “lo misterioso” en la Argentina. Uno es sobre el posadismo, ese movimiento político trotskista que, de no ser por su líder Juan Posadas, habría quedado en la historia como una rareza menor. Posadas tenía convicciones muy excéntricas, entre ellas la idea de que los extraterrestres podían ayudar a alcanzar el socialismo. “Yo venía arrastrando esa investigación hacía más de veinte años, con la intención de escribir un libro que nunca publiqué, que se iba a llamar ‘Marx Attack’. Al final, aunque no supiera cuánta gente iba a interesarse, decidí condensar la historia de Posadas en un capítulo”, explica el autor. Otro capítulo se lo dedicó a Alejandro Vignati, periodista que Agostinelli considera como un antecesor de su trabajo actual. “Pese a haber hecho una carrera exitosa detrás de estos misterios, no tenía ninguna biografía. Me parecía injusto, así que escribí una minibiografía suya”, cuenta el autor. Por último, también dedicó un capítulo (una biografía no autorizada) a Fabio Zerpa, ufólogo con el que tuvo sus encontronazos en televisión durante los años noventa.
El libro pertenece a la colección “No ficción” del Fondo de Cultura Económica. A veces, clasificar un material que hace pie en distintos territorios supone una dificultad. En este caso, el trabajo responde a los procedimientos y la rigurosidad de una investigación periodística, pero los temas que toca no tienen nada que envidiarle a géneros ficcionales como el fantástico, la ciencia ficción y el terror. Al ser consultado sobre este punto, Agostinelli reflexiona: “La diferencia esencial es que estas narraciones surgen de vivencias de personas concretas, con nombre y apellido. Muchas veces son personas que nunca escribieron nada, que ni siquiera pensaron que lo que vivieron podía interesarle a alguien más. Pero lo cuentan, y en ese relato hay un valor cultural que merece ser conservado. Es parte de nuestro patrimonio intangible. Todo el valor de lo que la persona narra está atravesado por la certeza de que le pasó, entonces eso no es ficción: para esa persona es realidad”.
“Argentina X”, un cronista a la caza de fantasmas, alienígenas y demonios es un compendio de historias extraordinarias, en donde cada relato tiene una razón de ser que, como todo misterio, corresponderá al lector descubrir, seguir las pistas, descifrar su valor palabra a palabra, anécdota a anécdota. Como explica el autor en el prólogo, «detrás de cada dato insólito, de cada testimonio improbable, siempre late la posibilidad de un hallazgo. Y quizás, en el fondo, ese sea el anhelo mayor: haber sido capaz de transmitir ese entusiasmo». “Elijo creer”, popularizaron los argentinos con fiebre mundialista a fines del 2022. “Quiero creer” era el leitmotiv de Fox Mulder, el personaje de la serie “The X Files”. Alejandro Frigerio, en otro texto introductorio al material, dice sobre Agostinelli: «Quizás a la manera de un antropólogo de lo paranormal, su lema también podría ser ‘quiero comprender’”.