La cúpula del Banco Sabadell y los analistas financieros llevan meses mirando hacia Italia para comparar la oferta lanzada por el BBVA. Y la imagen que contemplan en el espejo italiano refleja una serie de operaciones transalpinas más cuidadas y con condiciones más generosas. El viernes, el consejo del Sabadell se refirió expresamente a la opa hostil que lanzó Intesa Sanpaolo en 2020 sobre su rival UBI Banca, por 4.900 millones de euros. “En este tipo de situaciones se han llegado a ofrecer primas de control del 40%, mientras que en el caso de la oferta del BBVA esa prima es negativa, es técnicamente incorrecta e ignora por completo la fuerte revalorización que ha vivido todo el sector bancario en los últimos 16 meses”, se explicaba en la presentación remitida a la CNMV.
La propuesta de compra de UBI por parte de Intesa Sanpaolo salió adelante y exigió la venta de 532 oficinas para cumplir con las exigencias de las autoridades de competencia. Pero no es la única operación en la que han puesto su lupa los inversores. “Este mismo verano hemos visto otros dos casos en Italia, la compra de Mediobanca por parte de la banca Monte dei Paschi [por 13.300 millones], y la adquisición de la Banca Popolare di Sondrio por la Banca Popolare de la Emilia Romagna [por 4.300 millones]”, explica un gestor de fondos español, con más de 25 años de experiencia siguiendo al sector financiero del sur de Europa.
Este experto subraya que Monte dei Paschi, que lanzó una opa hostil, “contaba con el acuerdo previo con dos importantes accionistas, entre ellos Francesco Caltagirone, que controlaban el 27% del accionariado”. En el caso del BBVA, en cambio, la oferta se lanzó sin acuerdo previo con ninguna parte del capital. Además, “como Mediobanca cotizaba un 4% por debajo del precio ofertado, MPS mejoró la oferta un 5% para terminar de convencer a los indecisos”, puntualiza el especialista. El BBVA se niega en redondo a subir el precio.
El banco de la Emilia Romagna (BPER), el cuarto del país, también contaba con un importante aliado para alcanzar la mayoría en su opa sobre su rival de Sondrio. A pesar de no tener el apoyo explícito del consejo, ambas entidades compartían un accionista, el grupo Unipol, que sí que respaldaba la propuesta de compra. A finales de julio, BPER consiguió el respaldo de más del 70% de los accionistas de Popolare di Sondrio. “Es clave tener alguna complicidad con el consejo y parte del accionariado del banco opado para que prospere la oferta”, reflexiona el mencionado analista.
También el BBVA se ha fijado en las operaciones italianas para defender la validez de su oferta. En concreto, mencionaba en las presentaciones la propuesta de compra Unicredit sobre Banco BPM, por 10.100 millones de euros, a través de un canje de acciones. Para el Sabadell, no tiene mucho sentido tomar esa referencia “puesto que la oferta acabó siendo retirada”. Lo mismo ocurrió con el intento de control de Banca Generali por parte de Mediobanca, rechazado por la junta de accionistas.
Otra de las operaciones que se mencionan en la propuesta de BBVA es la adquisición de Ilimity Bank por Banca Ifis, un paralelismo que se descarta por parte del Sabadell “porque la entidad objetivo se encontraba en una situación financiera difícil”.
En la entidad del Vallés tienen muy claro que en operaciones que realmente sí que son comparables, como la adquisición de Creaval por Credit Agricole o Virgin Money por Nationwide, donde “las primas de control ofrecidas superaban el 40%”.
El precedente de la BNL
La opa del Sabadell no es la primera que se le atraganta a los directivos del BBVA. En 2005, hace ahora 20 años, el banco lanzó una opa sobre el 85% del capital de la italiana Banca Nazionale del Lavoro (BNL), el sexto banco del país, y donde ya controlaba el 14,7%. Sin embargo, el entonces presidente del banco español, Francisco González, se tuvo que enfrentar a un férreo cantenaccio que buscaba impedir la operación.
El líder de esta cerrada defensa para mantener la italianidad de la entidad era, precisamente, Francesco Caltalgirone, que este verano ha sido clave para favorecer el desembarco de Unicredit en Mediobanca. Este industrial creó el llamado contrapacto para cerrar las puertas al BBVA. Cuatro meses después de lanzar la oferta, el banco español la tuvo que retirar, tras haber atraído a poco más de un 1% del accionariado.
Por el camino, BBVA se topó con una contraopa lanzada por el grupo asegurador Unipol (el mismo que este verano estaba implicado en la operación BPER y Popolare di Sondrio). Las autoridades italianas sacaron entonces pecho de haber preservado los intereses nacionales. Pero, tan solo unos meses después, Unipol vendió sus acciones de la BNL al francés BNP Paribas. Ya entonces la italianidad era secundaria. Primó en esta ocasión la finezza en el trato con los accionistas y, sobre todo, poner un 16% de dinero sobre la mesa.