A primera vista, la última etapa de la Vuelta a España parece un simple desfile ceremonial. Los ciclistas celebran, los sprinters se preparan para su última oportunidad de gloria, y el líder, en este caso Jonas Vingegaard, se pasea con su maillot rojo, listo para levantar el trofeo en Madrid. Con una cómoda ventaja de 01’16» sobre su principal rival, Joao Almeida, y un perfil llano que descarta ataques, el danés parece tener el triunfo asegurado.
La regla de los 3 kilómetros y el cierre de control
Las etapas llanas, como es habitual en cada cierre de La Vuelta, suelen resolverse con un esprint masivo entre los velocistas. Esto a menudo provoca situaciones caóticas y, en ocasiones, accidentes en la línea de meta. La Unión Ciclista Internacional (UCI) tiene una regla diseñada precisamente para este tipo de situaciones. Conocida como la «regla de los 3 kilómetros» (o «zona de sprint»), establece que si un ciclista sufre un percance (caída, avería, pinchazo) en los últimos tres kilómetros de una etapa llana, se le acreditará el mismo tiempo que el grupo con el que iba en ese momento.
En el caso de Vingegaard, si se cayera a 2 km de la meta, esta regla lo salvaría. Al estar en el grupo principal (el pelotón), se le daría el tiempo del ganador de la etapa, lo que le permitiría mantener su ventaja sobre Almeida y asegurar la victoria. La UCI permite a los organizadores extender esta distancia a un máximo de cinco kilómetros, aunque para la Vuelta 2025 se mantiene la regla de los tres.
Pero la regla de los 3 kilómetros no cubre todas las eventualidades. Si el líder se cae fuera de esta zona y sufre una avería o lesión grave que le impida llegar a la meta a un ritmo adecuado, entra en juego la regla del cierre de control.
Jonas Vingegaard, durante la 16 de la Vuelta Ciclista a España que se disputa este martes entre Poio y Mos-Castro de Herville (Pontevedra), de 167.9 km de recorrido. EFE/ Javier Lizón
La etapa 21 de la Vuelta 2025 está clasificada como de «dificultad 1», lo que significa que el tiempo máximo para completar la etapa se calcula en función de la velocidad media del ganador. Por ejemplo, si el ganador rueda a 44 km/h, el tiempo máximo para completar la etapa es un 12% más largo que el tiempo del vencedor. Si Vingegaard se cayera y no pudiera reengancharse, tendría que luchar contrarreloj para evitar ser descalificado.
Si no llega a tiempo, el Colegio de Comisarios podría, en casos excepcionales de fuerza mayor, repescar al corredor. Sin embargo, esto no garantiza que mantenga el liderato.
Aunque las probabilidades sean escasas, el triunfo de Jonas Vingegaard no está matemáticamente asegurado hasta que cruce la meta en Madrid. Un accidente o una caída fuera de la zona de los 3 kilómetros podría poner en jaque la victoria. Si bien la regla de los 3 km es un salvavidas crucial para los sprinters y los líderes, la posibilidad de quedar fuera del tiempo de control es un riesgo real.