Mariló Montero fue una de las protagonistas indiscutibles de la semana pasada tras su paso por La revuelta de David Broncano. Sin embargo, todo pasó y hoy respira tranquila en su casa. La navarra, de 60 años, ha hecho de su vivienda en Madrid algo más que un espacio para descansar. Su casa es un refugio personal donde convergen calidez, estética y recuerdos. Con los años ha mostrado fragmentos de ella en redes sociales y reportajes, lo que nos permite asomarnos a cómo es su decoración.
Una de las características que más llaman la atención de la casa de Mariló Montero es la luminosidad. Grandes ventanales permiten que la luz natural inunde las estancias principales, resaltando los tonos suaves de las paredes y los muebles. Esa claridad refuerza la sensación de amplitud, de calma, muy presente en su decoración, según Vanitatis.
Los colores neutros predominan: blancos, arena, tonos crema, suaves matices de madera natural… aunque no es una casa fría; los elementos de contraste —madera oscura en ventanas, mobiliario con piezas vintage, detalles florales— le dan personalidad y un carácter acogedor.
El salón de Mariló Montero es lo mejor de su casa
El salón-comedor es el corazón de la vivienda. En él se combinan funcionalidad y estética. Hay estanterías de capacidad generosa, una mesa central para recibir visitas, sofás confortables, recuerdos personales y fotografías que llenan las paredes. Es un espacio vivido, un lugar donde se siente la presencia de los libros, los objetos con historia, las piezas decorativas que hablan de quién vive allí.
El despacho también tiene un lugar destacado. Allí Mariló prepara sus proyectos profesionales. Hay un escritorio frente al ventanal con buena luz, estanterías blancas amplias, muebles auxiliares de madera y algunos detalles vintage —una radio antigua, algún teléfono retro— que dan un aire cálido y personal, afirman desde Decoesfera.
El dormitorio principal se muestra como un refugio. Predominan los tonos suaves. Hay una gran cómoda de madera con cajones, mesitas de noche decoradas con flores, fotografías, objetos personales, y un mural floral en una de las paredes —un árbol de flores rosas o cerezo en rama— que aporta un acento decorativo distintivo.
Estilo decorativo: sobriedad con alma
La casa de Mariló Montero mezcla sobriedad y calidez. No es minimalista en el sentido estricto; al contrario, se permite tener muchos elementos personales, libros, fotografías, cuadros en blanco y negro. Pero lo hace manteniendo un equilibrio, ya que los espacios no se saturan, los colores ayudan a armonizar, y la madera, los textiles, las plantas y los detalles florales suavizan el ambiente.
Un rasgo que aparece repetido es el uso del papel pintado de inspiración vegetal en el dormitorio, con motivos florales que dan vida a la pared y contrastan con el resto de la estancia. También los muebles auxiliares, con tiradores llamativos en algunas piezas de madera, que ayudan a dar ese carácter personal a la estancia.
Funcionalidad y detalles especiales
Además de estética, Mariló Montero también cuida lo práctico. Hay mucho espacio de almacenaje —armarios empotrados, muebles auxiliares, cómodas— para mantener el orden. Se cuida que cada estancia tenga aquello que se necesita: iluminación adecuada, rincones de lectura, vestidor en la habitación principal, zonas de transición cómodas.
También, como decíamos, destaca la presencia de elementos decorativos con valor sentimental: fotografías de sus hijos, marcos repartidos por varias paredes, objetos heredados o con historia personal. Es algo que aparece una y otra vez en las imágenes que la presentadora comparte, lo que sugiere que estos detalles no son meros accesorios sino parte del relato personal que ella quiere construir.
La vivienda de Mariló Montero, por tanto, muestra que un hogar puede ser elegante, actual, luminoso y, al mismo tiempo, acogedor, práctico y personal. Es un espacio construido no solo para mostrarse, sino para vivirse.