Con el paso del tiempo, los protagonistas históricos se convierten también en iconos, mitos, personajes de ficción. O sea, que aunque la visión realista sobre … ellos, lo que fueron y lo que hicieron, corresponda a los historiadores, también son objeto de fabulaciones.
Valoración
Datos
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Dirección y guion:
Alejandro Amenábar -
Intérpretes:
Julio Peña, Alessandro Borghi, Miguel Rellán, Fernando Tejero. -
Fotografía:
Alex Catalán. -
Música:
Alejandro Amenábar -
Cines:
Antiguo Berri, Príncipe, Garbera, Urbil, Mendibil. -
Duración:
133 minutos.
En este sentido, a uno no le irrita que Amenábar fantasee en esta película con que, aunque no haya ninguna evidencia histórica de ello, Miguel de Cervantes era homosexual, o al menos tuvo una etapa en que pudo cometer «pecado nefando» con otro hombre. Si el espectador cree estar ante una lección de historia, puede amargarse la película, pero ella misma se encarga de evidenciar el poder de la fabulación, de los cuentos inventados.
No, lo que a uno le irrita de ‘El cautivo’ es, aparte de la escasa enjundia y amplia artificiosidad general, es que precisamente Alejandro Amenábar no le acaba de hincar el diente con decisión a la propuesta de un Cervantes gay (deja desvaído el encuentro sexual y en un plano superficial las supuestas dudas del escritor). Y se limita a construir, en el Argel del siglo XVI, un ambiente homosexual hedonista y kitsch.
‘El cautivo’ sí tiene una parte atractiva y que funciona de maravilla, la reivindicación de la fantasía con esos cuentos entre la realidad y la ficción, pura evasión, que cuenta el manco de Lepanto a sus compañeros de prisión y también a Hasán (el guapísimo Alessandro Borghi), el exigente bajá de Argel.
Pero todo pierde fuerza entre la impostura general, las aventuras carcelarias, las referencias a las diferencias entre cristianos y musulmanos, y entre religiosos buenos (Rellán, el único a tono) y malos (Tejero). Amenábar sigue sin enderezar su carrera con esta obra ambiciosa pero morosa, que no logra la intensidad pretendida ni que nos sintamos ante Cervantes, aunque saque molinos.