Daniel Núñez (24 años, 804° de la ATP), vivió este domingo el día más importante de su carrera. El tenista nacional se impuso a Louis Van Herck (1299°) y le entregó el cuarto punto a Chile en la serie ante Luxemburgo por Copa Davis, que selló el paso de nuestro país a las Qualifiers del próximo año. Fue un debut inolvidable.

Su ligazón con el deporte es una cuestión familiar: su padre es Mario ‘Oso’ Núñez, exdelantero que se formó en O’Higgins de Rancagua y pasó por Universidad Católica, Independiente de Avellaneda, Salamanca de España y otros clubes. El exfutbolista responde al llamado de AS para conversar sobre la emotiva tarde de su hijo.

“Lo viví con mucha emoción, sobre todo por lo que hay detrás de estar en una cancha. Ese es el resultado final de un trabajo realizado muy en silencio. Lo disfrutamos mucho, con nervios, porque era su debut», comienza diciendo.

– Una vez que se concretó el triunfo, ¿qué fue lo primero que pensó?

– Se me vino una cosa a la cabeza. Recordé cuando estábamos en Osorno, nosotros íbamos a la villa olímpica, a una canchita de tenis que estaba rodeada de árboles. Entonces, a veces corría viento y las hojas de los árboles se movían para todos lados y hacían un sonido. Yo le decía a Daniel, que tenía como siete años: “Mira, hijo, la gente te está aplaudiendo. ¡Buen triunfo!“. Y eran las hojas que se movían nomás, jajajá. Y de eso a ahora, ver al público como lo aplaudía, fue tremendo, increíble. Y ver feliz a mi hijo me llenó de satisfacción junto a mi esposa y a mi hija. Lo disfrutamos muchísimo.

– ¿Pudo hablar con Daniel luego del triunfo?

– Sí, me dijo que estaba muy contento, que comenzó nervioso, pero que a medida que fue transcurriendo el partido, se fue tranquilizando. La intensidad la mantuvo todo el partido. Hubo momentos en que no le resultó lo que él pretendía, porque el otro chico también jugaba bien. Los puntos importantes y los tiebreak los jugó de buena forma. Pudo mantener un equilibrio.

– ¿Y qué le dijo el capitán del equipo, Nicolás Massú?

– Nicolás es un motivador, es una persona que ayuda mucho a los chicos. Fue calmando a Daniel, transmitiéndole sólo verdades, porque a veces la cabeza empieza a jugar en contra con cosas negativas. En ese sentido, Nicolás lo ayudó mucho y eso lo tranquilizó. Él me comentó que fue muy importante tener a Nicolás, a la familia cerca y a la gente a favor, que eso lo motivó para poder sacar el partido adelante.

– Hace unos días, publicó una fotografía en Instagram donde aparece junto a Daniel, de hace 13 años. ¿Qué piensa de éste camino recorrido?

– Que los sueños de niño se cumplen. Yo cuando lo fui, jugaba en el potrero de mi casa, en la villa Teniente, y de ahí pasé a jugar en La Bombonera, por ejemplo. Cuando era niño, tenía esa ilusión de llegar a ser futbolista profesional, estar en O’Higgins. Y Daniel también tuvo un sueño de niño. Hace unos días, él estaba viendo el US Open y se había enterado hace poco de su nominación a la Davis, y me dijo: “Yo cuando tenía nueve o diez años, vi mi primer partido de Copa Davis, y vi a González y Massú… Y pensé ‘un día voy a estar ahí’”. Entonces, hoy que es parte del grupo, a través del sacrificio, de ser perseverante, honesto, se logran los objetivos. Eso es lo que puedo ver en esa foto.

– ¿Cómo comenzó la afición de Daniel por el tenis?

– Yo aporté con un pequeño granito nomás, jajaja. Mi esposa jugó tenis, y lo hacía súper bien, no tuvo el apoyo de los papás pero sino hubiese sido una tremenda jugadora. Nosotros nos conocimos jugando tenis en El Teniente, acá en Rancagua. Mi suegro también jugaba. Ella, básicamente, es la que tiene esos genes, y yo aporté casi nada, jajajá.

“Intenté que jugara fútbol… No hubo caso”

– Comentó en la transmisión de TVN que intentó que Daniel jugara fútbol, pero no lo logró. ¿Cómo fue eso?

– Sí, intenté que jugara fútbol, pero en realidad, la carrera del Dani en ese lado duró cinco minutos. Lo llevé un día cuando era chico a un lugar acá en Rancagua que se llama La Gamboina, para que se probara. Y al rato dijo que no podía correr más, le pidió cambio al técnico que era Joel Molina, jajajá. Le pregunté “¿qué te pasó“, y me dijo ”no, lo que pasa es que tengo que entrenar tenis en la tarde, así que quiero estar bien». Y ahí dije “no, éste niño sólo va a ser tenista, esa es su pasión”.

– O sea, no hubo caso…

– No hubo caso, por más que lo llevé a la cancha a patear el balón, nada. Él desde chico, a los dos o tres años, tomó la raqueta, y tenía un golpe natural. Hay una palabra en la Biblia que dice “instruye al niño en su camino, y aún cuando sea viejo, no se apartará de él”, y nosotros observamos eso en Dani, era algo natural, que lo traía. Y le dimos todas las herramientas y las posibilidades para que lo pudiese hacer. Él siempre quiso ser tenista profesional, y aún sigue con esa pasión de niño.

– Es sabido que la carrera de tenista es muy cara, ¿cómo se solventan esos gastos?

– Sí, éste deporte es súper caro, porque hay que viajar. Gracias a Dios, hasta el día hemos podido ayudarle, con limitaciones, obviamente. Si él tiene que jugar 30 torneos en el año, por ejemplo, sólo termina jugando 15, 16 o 17 torneos, no más que eso, porque la parte económica es compleja. Las ayudas que llegan se agradecen, pero siempre falta, la verdad. Sobre todo por los viajes. Ayer veía que había gente de Latam (la aerolínea), y pensaba “pucha, no sé si ellos podrán ayudar a este grupo de jugadores con uno o dos pasajes, para que se muevan por Sudamérica”. Hacer alianzas, digamos, para ayudar a los deportistas que están en estas instancias y les cuesta un poco más.

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– ¿Cuáles son los próximos objetivos de Daniel?

– A corto plazo, jugar la mayor cantidad de torneos posibles. Hay un Challenger en Antofagasta, hay dos ITF en Santiago. Y terminar lo más arriba posible en el ranking ATP. A largo plazo, ojalá estar dentro de los 200 mejores del mundo, es lo que queremos para empezar a disputar otro tipo de instancias.

“Ver feliz a mi hijo me llenó de emoción, lo disfrutamos... No hubo caso que eligiera el fútbol”Mario ‘Oso’ Núñez (a la izquierda), junto a su hijo Daniel (al centro).