El PSOE arrancó este pasado domingo en Málaga la batalla por la Junta de Andalucía. Pedro Sánchez arropó a María Jesús Montero en una jornada prevista como un baño de masas, con 4.000 personas llegadas desde toda la región, de Andújar a … Huelva, alentando a Montero, que era recibida con una pancarta del PSOE de Dos Hermanas en la entrada, delante del atril. Frente a un escenario al que subió un desembarco de ministros que contaba con la propia Montero, además de con Luis Plazas e Isabel Rodríguez. A todos ellos los saludó el presidente, que esta vez no reparó en la presencia de la rehabilitada por el sanchismo tras los ERE Magdalena Álvarez.
Un desembarco de ministros, que como adelantó ABC, se pagó con dinero público. A las 10.29 llegó a Málaga el Falcon 900 con el presidente del Gobierno en medio de un espeso taró. El Ministerio de Vivienda había programado una visita a una promoción de VPO cerca del lugar del mitin media hora antes.
Eso bastó para hacer el viaje institucional y poder venir en avión con cargo a las arcas del Estado. Además, para visitar una fase de las obras en las que el Gobierno no pone un euro. Según la Consejería de Fomento, es una promoción del Plan Ecovivienda de la Junta de Andalucía pagada con fondos europeos Next Generation.
Aun así, los escasos 17 minutos que Pedro Sánchez estuvo en esa obra, haciendo a la empresa Lagoon Living pagar horas extras a los operarios que asistieron, bastaron para justificar el uso del Falcon. Tras esa breve excusa, la comitiva se marchó al pabellón de la UMA para el motivo real de la visita que tenía programada el presidente en Málaga.
Hacía calor. Las botellas de agua en uno de los accesos volaban. En la puerta, un grupo gritaba por las subidas impuestos y por la quita de deuda, mientras otro de jóvenes universitarios preparaba las banderas de Palestina y las camisetas contra el genocidio.
Lo que no esperaban estos es que Pedro Sánchez arrancara su intervención mostrando su «admiración» por los manifestantes que han boicoteado La Vuelta a España y que la provocaron la cancelación de la competición en su última etapa en Madrid.
Antes de Sánchez tomó la palabra Josele Aguilar, secretario del PSOE de Málaga y fue la primera vez que se alzaron las banderas palestinas. Luego estuvieron ocultas durante todo el acto, solo cuando se nombraba a Palestina aparecían perfectamente repartidas por el público. Mientras tanto, había del PSOE, de Andalucía y «hasta de España», como reseñó uno de los militantes congregados en este primer envite socialista para ganar la Junta.
Y ahí salió una enérgica Montero, desatada, con la megafonía retumbando soflamas encaminadas a justificar lo bien que le va Andalucía con Pedro Sánchez como presidente. «Las políticas del Gobierno de España le sientan bien», aseveró Montero.
El Falcon en Málaga antes de despegar para Madrid
F. Silva
Gritó un discurso donde defendió la quita de 19.000 millones de la deuda o la reforma laboral, además de reprochar el voto en contra de los diputados del PP-A a la reducción de la jornada laboral, obviando que el propio Sánchez no la votó porque se fue al estreno de la última película de Alejandro Amenábar con Begoña Gómez y el ministro Marlaska.
Era un baño de masas, con las huestes llegadas en autobús enfervorecidas, cuando Pedro Sánchez empezó un discurso con medias verdades, como que revocará 53.000 viviendas turísticas en España para mejorar el acceso al alquiler de los jóvenes. Sin contar que el Estado no tiene la competencia para hacer eso.
Sánchez sacó datos refutables de crecimiento económico e intentó asemejar al PP con Vox. «Moreno necesita a Vox», señaló el presidente, que recordó a Carlos Mazón. Vox es la baza a jugar para ganar votos en la polarización. El miedo a la ultraderecha. «Feijóo es una mala copia de Abascal. Se ha mimetizado con la ultraderecha», reprochó Sánchez, que no usó el AVE para volver a Madrid.
Tras el baño de masas, a las 13.21 despegó el Falcon de Málaga con casi 2.000 litros de combustible en el gastados en la ida y vuelta (850 euros) y emitiendo cinco toneladas de CO2, después de pedir Sánchez un pacto contra la emergencia climática .