La comunidad judía de España se planta contra Sánchez y su «antisemitismo». La cancelación de la última etapa de a Vuelta Ciclista en Madrid tras el aliento del presidente del Gobierno o los mensajes de felicitación de Hamás por las sanciones anunciadas contra Israel … han sobrepasado todas las líneas rojas para los practicantes de esta religión en España. Muchos de ellos coinciden en que el crecimiento del odio moderno contra los judíos coincide con la llegada de Sánchez a la Moncloa.
Desde la Federación de Comunidades Judías de España —que agrupa a gran parte de las comunidades de esta religión en España—, la portavoz María Royo conversa con ABC para confirmar que el «antisemitismo está ya en cada punto donde hay comunidad judía» y recordar que «los judíos españoles no son responsables de un gobierno que está al otro lado del Mediterráneo». Esta problemática, según confirma, ha provocado numerosos casos de señalamientos públicos, pintadas y, en el peor de los escenarios, agresiones. «Una turba intentó entrar en la sinagoga de Melilla en 2023», recuerda la portavoz, añadiendo que «entraron en comercios judíos insultando y escupiendo».
Además, Royo comenta que los judíos han tenido que «volver a esconderse, a ocultar sus símbolos, porque tienen miedo en el metro, en las calles, en sus lugares de trabajo». Una persecución que provoca que no «quieran contar su testimonio ante una cámara, porque no se quieren jugar su trabajo, sus amistades, su vida». Royo declara, finalmente, que «el antisemitismo no afecta solo a los judíos, es muy inclusivo y se expande a los no judíos»
Rosa Reigía, portavoz de Acción y Comunicación sobre Oriente Medio, organización que trabaja para mejorar las relaciones entre España e Israel, declara a este diario que el crecimiento del antisemitismo en España surge desde que Sánchez pacta «con la izquierda radical, que es el pegamento que necesita hoy: Bildu, Podemos y los partidos independentistas». «El domingo, para rematar este aquelarre, para echar gasolina, Sánchez anima en Andalucía a señalar a los judío», confirma la portavoz, afirmando que «esto no es contra los judíos, es contra ciudadanos españoles que ven coartada su libertad», critica Reigía, recordando, además, que su postura contra la religión judía es «una cortina de humo para intentar ocultar los casos de corrupción en la familia».
«La imagen de España ha quedado terrible a nivel internacional», se lamenta la portavoz, criticando que Sánchez es «antisemita» y que «no tiene problema con hostigar y señalar en público» a la comunidad judía. Reígia coincide con Royo en que el antisemitismo «es una realidad que afecta también a los no judíos porque la marabunta viene a por ellos» con grupos organizados como el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS).
La situación en Gaza, «utilizad para fines políticos»
La Comunidad Judía de Madrid, mediante un comunicado, denuncia «el carácter marcadamente antisemita de algunas manifestaciones que han protagonizado las protestas contra la participación del Equipo ciclista de Israel en la Vuelta a España», reconociendo que estos actos implican «un odio profundo hacia el Estado de Israel y, con él, hacia los judíos». Reconocen que estos discursos «alientan y aplauden expresiones violentas, las justifican y les dan cobertura y legitimidad» y que es «inadmisible» y representa una postura «sectario» que desde instituciones «que deben representarnos a todos se incite a comportamientos incívicos y violentos contra un colectivo específico, sembrando caos y pánico.
El Centro de Estudios Judeo-Cristiano, una organización erigida por el Arzobispado y que vela por la Iglesia y su relación con el judaísmo y el pueblo judío, también en conversaciones con ABC, no consideran que sea «lógico que se persiga a unas personas por el simple hecho de profesar una religión, que es lo que ha sucedido durante muchos siglos». Una opinión que respaldan con un comunicado en el que afirman que la situación «dramática» para los civiles en Gaza está «siendo utilizada para fines políticos espurios y proyectando odio hacia las comunidades judías y los nacionales israelíes en cualquier índole deportiva, artística o de la sociedad civil, aunque no tengan relación alguna con el gobierno israelí».