El presentador de El Intermedio, El Gran Wyoming, dedicó su monólogo de este lunes a las protestas de los manifestantes que este domingo pararon La Vuelta a España cortando la última etapa en Madrid por el paso del equipo Israel y mostraron su apoyo al pueblo palestino.
«Varias decenas de miles de personas se acordaron de Gaza en las calles de Madrid, se acordaron de Gaza y, ya que estaban de toda la familia de Netanyahu. Las movilizaciones contra la participación del equipo de Israel en La Vuelta cumplieron su objetivo, que no es otro que hacer saber al mundo entero que la propaganda de un gobierno genocida no es bienvenida en nuestro país, ni debería serlo en ningún otro lugar que respete los derechos y la dignidad humana», comenzó diciendo.
«Los españoles debemos felicitarnos por ello porque en el Tour de Francia este equipo se paseó por todo el país sin movilizaciones ni protestas«, añadió el humorista con su habitual pizca de ironía.
También tuvo un mensaje para aquellos políticos y analistas que dicen que hay que separar la política del deporte o que se puede protestar sin molestar: «Me temo que no, un genocidio no se para sin hacer ruido».
«Los españoles hemos cumplido con nuestro deber y ahora solo queda esperar a que el ejemplo prenda en otros países… que mientras Gaza siga viviendo un genocidio se excluya a Israel de los principales eventos deportivos o culturales y lo que vimos ayer en Madrid no sea el final de nada, sino el primer paso de algo mucho más grande», afirmó tajante.
Wyoming también recordó que en 16 días fueron cinco personas los que cortaron el paso del equipo Israel en la crono por equipos de Figueres y que ahora han sido miles de personas las que han salido a la calle. «No hay que parar hasta que seamos millones los que digamos ‘¡No a la masacre en Gaza!’«, exclamó.
Finalmente, el presentador de laSexta afirmó que «todo cambio social comienza con un pequeño gesto y una mayoría de españoles hemos comenzado dedicando al Gobierno de Netanyahu este gesto». En ese momento, concluyó haciendo una peineta mientras a su espalda se proyectaba una imagen del primer ministro israelí.