Mario Aparicio (Aranda de Duero, 23 de abril de 2000) está «satisfecho» con su primera Vuelta a España. El corredor ribereño de 25 años acaba … de superar su mayor reto deportivo como ciclista profesional, aunque el regustillo post carrera no es el que esperaba, como le ha sucedido a la mayoría del pelotón.

Aparicio, al igual de los casi 150 corredores que llegaron a la última jornada de la ronda española, no tuvieron el final esperado debido a las protestas pro Palestina que marcaron la carrera durante las últimas jornadas. El corredor del Burgos Burpellet BH, como ya han hecho otros compañeros, admite que no se pudo cumplir ni siquiera el plan ‘B’ de La Vuelta, y cerrar una de las rondas más controvertidas de la historia, en el Paseo de La Castellana.

«Ya nos habían advertido que si no se podía completar el circuito en Madrid, se pondría fin en La Castellana, al primer paso por meta. Nos dijeron que estaba todo controlado para llegar, pero se vio que no, y paramos», afirma Aparicio en relación a esa decisión de los corredores, de los ‘capos’ de la carrera de parar la etapa, tras los primeros incidentes y las noticias que llegaban de la situación en las calles más céntricas de la capital.

«Es una pena, porque era mi primera Vuelta y tenía esa ilusión de terminar ahí, con el ambiente, como el punto final al trabajo de tantos días», indica el deportista que además, como el resto de su equipo, ha tenido que sobreponerse a un virus que ha hecho estragos durante las tres semanas de la ronda.

«No sabemos cómo lo cogimos, pero ha sido durísimo. No sabemos si covid o qué… Yo estaba grogui en la contrarreloj por equipos y casi no me recuperé hasta la primera jornada de descanso», admite el ribereño en relación a una enfermedad que afectó a toda la formación burgalesa y que terminó con su compañero, el vallisoletano Dani Cavia en casa. «Una lástima, porque Dani lo estaba haciendo muy bien. Iba a por los esprines, tenía que estar ahi, y ya rascó puntos UCI en la primera jornada», agrega Aparicio.

«Ojalá el año que viene, volvamos a estar entre los equipos de La Vuelta, y podamos disfrutar en plenitud, sin protestas y sin enfermedad», añade un corredor que tenía el papel de caza etapas en la ronda.

«Todos teníamos muy claro nuestro rol. Pude meterme en un par de escapadas, pero la victoria estaba muy difícil. Ya no es solo estar en ese primer grupo, es coger luego la buena y aguantar», añade, para enseguida incidir en los problemas derivados de solo terminar cuatro corredores. «Cada vez que teníamos que coger la escapada, había muchos intentos. Si estamos los ocho, una vez va uno, otra otro, pero estando cuatro, el desgaste es mucho mayor que el que hacen otros equipos», analiza.

Aparicio también desvela las principales diferencias a las que se ha enfrentando como profesional en esta primera ronda de tres semanas. «El ritmo de la primera semana era una locura… Luego te acostumbras algo», destaca para luego valorar que, en su caso, optó como estrategia por dividir La Vuelta en tres bloques. «El primero de nueve días hasta el primer descanso, luego de seis hasta el segundo día de descanso; y por último de cinco hasta la etapa final de Madrid», concluye.