En su segundo mandato, Donald Trump continúa estrechando sus lazos con el mundo del deporte. La confirmación de su asistencia a la final del Mundial de Clubes de la FIFA en Nueva Jersey llega apenas un día después de que la FIFA, bajo la dirección de Gianni Infantino, inaugurara una nueva sede en la Torre Trump de Nueva York.

El anuncio de su viaje a la gran final, que tendrá lugar este domingo en el MetLife Stadium, será la culminación del papel de Estados Unidos como organizador de la primera edición del renovado Mundial de Clubes, además de ser coanfitrión, junto a Canadá y México, del próximo Mundial —de selecciones— en 2026.

Un movimiento estratégico que refuerza la presencia del presidente en competencias de alto nivel y subraya el peso político que otorga al espectáculo deportivo y las relaciones con sus altos cargos.

Donald Trump celebra una reunión del Grupo de Trabajo de la FIFA junto a JD Vance y Gianni Infantino

Desde el inicio de este segundo mandato, la implicación de Trump en el deporte se ha intensificado. Sin ir más lejos, fue el primer presidente en funciones en asistir a un Super Bowl y su administración confirmó que Washington DC acogerá por primera vez el Draft de la NFL en 2027.

La participación de Trump en el Super Bowl, celebrado en Nueva Orleans, marcó un hito histórico. Acompañado de su hija Ivanka, apareció en el campo una hora antes del inicio del partido, paseando entre ovaciones y generando un espectáculo paralelo al encuentro, en el que los Philadelphia Eagles vencieron a los Kansas City Chiefs por 40-22.

Donald Trump escucha el himno de EE.UU. antes del comienzo del Super Bowl LIX

Donald Trump escucha el himno de EE.UU. antes del comienzo del Super Bowl LIX

Reuters

Paralelamente, Trump mantiene una alianza sólida con la UFC de su amigo Dana White. La prueba más reciente de esta relación es la confirmación de que la Casa Blanca organizará un evento de la UFC en 2026.

La relación de Trump con la UFC viene de largo. En 2001, cuando Dana White buscaba recintos para sus eventos, el entonces empresario Trump le abrió las puertas del casino Trump Taj Mahal de Atlantic City.

A día de hoy, esa amistad se traducirá en la organización de un evento especial en la Casa Blanca. “¿Alguien ve la UFC? ¿Al gran Dana White? Vamos a tener una pelea de la UFC —piensen en esto— en los terrenos de la Casa Blanca. Tenemos mucho terreno allí», anunció Trump recientemente en un mitin de Iowa.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, no tardó en confirmar la noticia en X y celebró que «¡va a ser ÉPICO!».

Donald Trump, con Dana White a su izquierda, en el UFC 316

Donald Trump, con Dana White a su izquierda, en el UFC 316

Reuters

El presidente norteamericano, que ya estuvo presente en el UFC 316 en Newark, planea un evento con capacidad para 20.000-25.000 personas como parte de las celebraciones de los 250 años de la independencia de Estados Unidos.

Infantino no se separa de Trump

El vínculo de Trump con la FIFA se ha ido forjando a lo largo de los últimos meses. Infantino visitó la Casa Blanca y el complejo del presidente en Florida en varias ocasiones, e incluso priorizó un viaje por el Golfo sobre el congreso anual de la FIFA en Paraguay.

“Hemos recibido un gran apoyo del gobierno y del presidente con el grupo de trabajo de la Casa Blanca —creado para supervisar la organización de cada torneo— para el Mundial de Clubes y el Mundial de la FIFA del año que viene”, declaró el máximo dirigente del fútbol a nivel global.

La apertura de la oficina de la FIFA en Nueva York no es el primer despliegue de la entidad en territorio estadounidense; ya contaba con una sede nueva en Miami. Sin embargo, instalarse en la Torre Trump simboliza un salto cualitativo en sus relaciones con la administración.

Según Infantino, «la FIFA es una organización global y para ser global hay que ser local, hay que estar en todas partes, así que tenemos que estar en Nueva York».

Mientras, en el plano legislativo, Trump sopesa endurecer las restricciones de viaje actualmente vigentes para 12 países, ampliándolas a otros 36. Una medida que contrasta con la bienvenida ofrecida a aficionados de todo el mundo por parte de la FIFA, y que ha generado críticas en círculos deportivos y diplomáticos.

Con la mirada puesta en el futuro, el presidente confía en que su apuesta por el deporte sirva como puente diplomático y herramienta de popularidad.

El presidente de EEUU, Donald Trump, con el balón del Mundial de fútbol de 2026.

La combinación de fútbol, fútbol americano y artes marciales mixtas en su agenda bilateral revela un plan deliberado para utilizar los grandes eventos como plataforma de fortalecimiento interno y proyección internacional.

Así, entre inauguraciones de sedes, finales de campeonatos y combates en la Casa Blanca, Donald Trump consolida un estilo político que encuentra en el deporte un aliado de primer orden.

De la mano de Gianni Infantino y de Dana White, el inquilino de Pennsylvania Avenue sitúa a Estados Unidos en el centro de las grandes citas deportivas y refuerza su blindaje mediático y cultural.