Crítica de Mi amiga Eva, la nueva comedia romántica del cineasta Cesc Gay protagonizada por Nora Navas, Juan Diego Botto y Rodrigo de la Serna. Estreno el 19 de septiembre.
La etiqueta de comedia romántica le queda regular a Mi amiga Eva, la nueva película de Cesc Gay (Sentimental) que no busca tanto hacer sonreír al espectador con situaciones excéntricas, sino más bien hacernos empatizar con una persona que está viviendo una suerte de crisis existencial.
Aunque el tono sea amable y la trama sensata, lo vamos a pasar a veces un poco mal acompañando a nuestra protagonista, Eva, interpretada por una excepcional Nora Navas. La intérprete afronta el reto de dar vida a esta mujer con una enorme naturalidad y echando mano de todas sus habilidades para hacernos sentir como ella, en un momento de cambio radical en su vida.
Y no es fácil, porque podría resultar cómodo acusarla de ser egoísta o de anteponer su felicidad a la de su familia, en una lectura muy simplista de la situación que se nos plantea.
Darse cuenta… y actuar en consecuencia
Eva trabaja en una editorial y viaja regularmente a Roma por trabajo. Lleva casada más de veinte años y tiene dos hijos adolescentes. Un encuentro casual con otro huésped de su hotel, Álex, hará que empiece a darle forma a una idea que llevaba un tiempo rondándole la cabeza: cortar su relación con su marido y empezar de cero para volver a enamorarse.
De vuelta a Barcelona, encuentra muchas dificultades para aceptar la situación: no consigue sobrellevar el día a día como si no pasara nada, pero tampoco encuentra la manera de comunicarle a su pareja ni a sus amigos lo que le sucede.
Cuando por fin lo consigue, empieza un camino cuesta arriba. Empieza una vida nueva y reingresa en el «mercado del amor» tratando de satisfacer sus necesidades en materia de romance y juego de seducción, algo que echaba muchísimo de menos, habida cuenta de que su relación ya estaba en terreno baldío.
A lo largo de un año, intenta encontrar a una persona afín con la que compartir su vida mientras se pregunta si se ha equivocado abandonando a su ex o si la conexión que sintió con un desconocido en Roma podría volver a repetirse, aunque sea por simple azar.
Mi amiga Eva puede parecer argumentalmente sencilla, lo es, de hecho, pero afronta una realidad que casi nunca interesa en el cine: la de las mujeres de mediana edad que deciden reinventarse. Eva no es una supermodelo, ni una mujer adinerada, ni tampoco una persona de temperamento caprichoso. Es una mujer tan normal y reconocible como cualquiera con la que puedas ir en el metro cada mañana.
Y ese es su gran valor: es un gran estudio de personaje. Bucea muy bien por las dificultades a las que debe enfrentarse primero para aceptar la situación que está viviendo (que el amor romántico se ha esfumado en su relación de pareja) y después para actuar en consecuencia liberándose y liberándolo a él también para poder estar mejor separados que juntos.
También aborda, con mucho sentido del humor, pero sin dejarlo de lado, el rechazo social y los prejuicios hacia su ruptura sentimental: desde su propia familia, sus amigos o sus hijos, que necesitan un tiempo para reamueblarse la cabeza y comprender su proceso de cambio y su búsqueda.
En lo que se refiera a la dirección, Cesc Gay es un sensacional director de actores y aquí exprime el talento del reparto y la posibilidades de la puesta en escena, sencilla y funcional. El principal foco de atención se centra en el triángulo amoroso compuesto por Nora Navas, Juan Diego Botto y Rodrigo de la Serna. Todos ellos juegan muy bien con los matices, los subtextos y la expresión corporal.
Pero expande el elenco, además, con secundarios que aportan mucho a la trama de Mi amiga Eva: Marian Álvarez, Miki Esparbé, Àgata Roca, Fernanda Orazi o Francesco Carril tienen breves pero interesantes intervenciones que consiguen incorporar más capas a la historia.
En algunas ocasiones, eso sí, le patina el raccord en secuencias que no entrañan gran dificultad, algo anecdótico pero molesto para el ojo acostumbrado a fijarse en los detalles.
Es un mal menor en una película que tiene tanto que decir sobre la forma en la que acostumbramos a relacionarnos y lo que los demás esperan de nosotros en función de las convenciones sociales. Que se muestren relaciones sexuales, se hable de la menopausia o de compatibilidades sin tapujos es bastante liberador.
VALORACIÓN: Cesc Gay indaga junto al coguionista Eduard Sola en la crisis de los 50 de una mujer que siente que no está viviendo su vida de manera plena y se embarca en la misión de volver a enamorarse. No es una comedia romántica al uso, pero desde luego nos hace empatizar sobremanera con la protagonista.LO MEJOR: La interpretación de Nora Navas y la idea principal de la película, dado lo poco proclive que es el cine a mostrar historias realistas.LO PEOR: Es una película sencilla, sin demasiadas dobleces.