Piedrabuena siguió la tónica de la temporada en cuanto al público asistente, ofreciendo una buena entrada –la sombra casi llena- en los tendidos. El cartel de toreros y los toros de Alcurrucén (4) y El Canario (2), estuvieron bien presentados y ofrecieron un juego dispar. Los de rejones cumplieron con las cabalgaduras y los de a pie, con presencia y arboladura, blandos y nobles. Los mejores, quinto y sexto, de pelo colorado.
Curro Díaz, con su astifino primero, que tomó una vara larga y dos pares, lo fue ‘sobando’ en los derechazos sin mucho lucimiento, dadas las condiciones del animal. Mató mal de dos pinchazos y estocada en los ‘sótanos’. Silencio. En el quinto, un colorado con peso y genio, se lució en unos lances y una media que supieron a poco. Tomó el astado una vara recargando, bien cogido por el piquero. En banderillas esperaba y fue difícil. Faena de Curro basada en el toreo fundamental, al hilo del pitón, que mejoró en los naturales, yendo a más. La estocada cayó caída y refrendó con varios golpes de descabello. Saludó. No tuvo suerte el de Linares, con su lote.
Manuel Escribano, tuvo una actuación en profesional, desplegando su tauromaquia desde el principio, con las dos largas cambiadas al jirón, un toro hondo. Tres pares de banderillas, el último de dentro afuera, muy aplaudidos. Flojeó el cornúpeta de atrás y lo cuidó a media altura en los redondos. Cambió de mano, pero se fue quedando; se adornó rodilla en tierra y acabó con unas manoletinas. Estocada trasera y tendida. Dos excesivas orejas. En el ‘bizco’ sexto, otro colorado que se fue raudo al caballo, tres pares de rehiletes lucidos, el mejor el tercero con emoción. El toro fue noble y soso; digamos que le faltó ‘chispa’, pero destacó por uno de los pitones que sacó nobleza y largo metraje. Escribano realizó una faena de menos a más, justificándose y entendiendo al astado. Pinchazo y casi entera. Dos apéndices generosos. Al final, salió en hombros.
Escribano sale a hombros en la plaza de Piedrabuena – Foto: LT
En primer y cuarto lugares actuó la rejoneadora Lea Vicens, que se prodiga mucho por la Mancha. Tuvo enfrente dos astados de ‘El Canario’, de encaste Murube, que cumplieron. Se lució con ‘Jóker’, y sobre todo con ‘Diluvio’ en banderillas. Hubo pasadas en falso antes de poner las rosas con ‘Greco’. Pinchó antes del rejón definitivo y descabelló varias veces. Fue avisada y saludó. En el cuarto, dos rejones de castigo de forma irregular; banderillas a la grupa con ‘Bético’ y mejor con las banderillas a lomos de ‘Diluvio’. Mató al segundo rejón tras demasiadas vueltas y carreras. Cortó una oreja.
Un año más, Piedrabuena celebró su festejo mayor en la placita del castillo de los Condes de Mortara.