Cuando el impresionista Claude Monet pintó su famosa serie de los Nenúfares en los años veinte, muchos achacaron sus trazos borrosos a una deficiencia ocular. Una supuesta carencia que con el tiempo fue entendida como una elección estética real. Sus óleos, considerados como parangón del arte abstracto, fueron precursores de otros tantos que vendrían después, en los que artistas de todo el mundo rechazaron igualmente la nitidez en sus propuestas. CaixaForum Madrid analiza el recorrido de esta práctica en la exposición Desenfocados, que podrá visitarse en la capital hasta que el próximo mayo viaje a Barcelona.
La muestra, fruto de la colaboración de la Fundación ‘la Caixa’ con el Musée d’Orsay y el Musée de l’Orangerie de París, cuenta con 72 piezas, entre las que se incluyen pintura, obra gráfica, escultura y fotografías. Alberto Giacometti, Gerhard Ritcher, Mark Rothko, Eva Nielsen, Thomas Ruff, Alfredo Jaar, Soledad Sevilla, Christian Boltanski y Perejaume son algunos de sus protagonistas.