‘Black Rabbit’

Creadores: Zach Baylin y Kate Susman

Dirección: Jason Bateman, Laura Linney, Ben Semanoff, Justin Kurzel

Reparto: Jude Law, Jason Bateman, Cleopatra Coleman, Amaka Okafor

País: Estados Unidos

Duración: 44-68 min. (8 episodios)

Año: 2025

Género: Drama criminal 

Estreno: 18 de septiembre de 2025 (Netflix)

★★★★

No puede ser casualidad que los hermanos protagonistas de ‘Black Rabbit’ se apelliden Friedken, casi como William Friedkin, maestro de la clase de ‘thriller’ adulto que durante varias décadas fue el pan de cada día en el cine hollywoodiense y que ahora, sin embargo, solo encontramos en formato serie en servicios de ‘streaming’. 

Zach Baylin (‘El método Williams’) y Kate Susman (‘The order’) están detrás de una serie que pudo llamarse sin problemas ‘Vivir y morir en Nueva York’, pero ha acabado llevando el nombre del prestigioso restaurante que es turbulento núcleo de su acción, a su vez adaptación del nombre de un grupo, The Black Rabbits, compartido en tiempos mejores por los hermanos Jake (Jude Law) y Vince (Jason Bateman); Albert Hammond Jr. de The Strokes se ha encargado de componer sus canciones.  

Seremos cuidadosos desplegando el argumento de una serie con la que, como con casi todas, es mejor llegar sin saber nada. ‘Black Rabbit’ empieza in medias res, en mitad del asunto, en lo que se nos revela es el clímax crudo y tenso de un proceso que empezó un mes antes, con el regreso a Nueva York del (aún) más desastroso de los dos hermanos, el aficionado al juego Vince, después de dos años desaparecido. Jake lo recibe con ciertos reparos, en parte porque hay heridas abiertas y en parte porque justamente esa semana el restaurante va a recibir (por tercera vez) a una crítica del ‘New York Times’. Más adelante, o los Friedken reúnen cierto dinero o todo se va al carajo.  

Si esta clase de tramas les recuerdan a ‘The Bear’, es normal: ‘Black Rabbit’ también es un drama de hostelería, solo que aquí los cortes en los dedos no son accidentales. Como en aquella, se nos invita a vivir de cerca las ansiedades de la hostelería y puede no haber prisas para cambiar de escena. Sobre todo en su primer episodio, aquí estamos menos para observar el avance de cualquier trama que para pasar tiempo con personajes que, a pesar de sus taras (o quizá precisamente por eso, por reconocernos en ellas), nos interesan y nos caen bien. Bueno, ¿los dos igual de bien? El pobre liante de Vince solo quiere sobrevivir, pero Jake es un personaje movido por una cierta megalomanía, aunque quiera disfrazarla de ansias de estabilidad: su plan para expandir el negocio pasa por hacerse con un espacio lujosísimo diseñado por Mies van der Rohe. 

Además de coprotagonizar con carisma, Bateman produce y dirige, como ya hizo en otro ‘thriller’ para mayores, el llorado ‘Ozark’, del que ‘Black Rabbit’ es estupendo sucesor. También como en ese éxito de Netflix, sobre todo en el segundo capítulo, el antiguo astro cómico de ‘Arrested development’ sorprende con su inteligencia a la hora de crear situaciones de tensión o su habilidad para orquestar la acción. Más adelante, cede la silla de director a su antigua partenaire de ‘Ozark’, Laura Linney, o el mismísimo Justin Kurzel, autor de entre otras maravillas ‘The order (La hermandad silenciosa)’, también protagonizada por Law y escrita por Susman. 

Por si todo esto no bastara para generar atención, diremos que ver ‘Black Rabbit’ es lo más parecido que hay a estar en Nueva York después de plantarse ahí mismo. Están sus luces y, sobre todo, sus sombras. Las referencias a los Nets. O las canciones de Beastie Boys, Interpol y The Walkmen. Para la parte instrumental se cuenta, eso sí, con un par de músicos instalados en Los Ángeles: Danny Bensi y Saunder Jurriaans, garantía total de inquietud sónica