Pablo Chiapella es uno de los actores y humoristas más queridos del panorama televisivo español, pero su historia comienza lejos de los focos y las cámaras, en Albacete, tierra con la que siempre ha mantenido un fuerte vínculo. De hecho, antes de dedicarse de lleno a la interpretación se diplomó en Magisterio en la Universidad de Castilla-La Mancha.
Sin embargo, la vida tenía otros planes para él. Su sentido del humor le empujó hacia el mundo del espectáculo, formando parte del legendario programa La hora chanante junto a los también albaceteños Joaquín Reyes, Raúl Cimas y Ernesto Sevilla. Pero fue el papel de Amador Rivas en La que se avecina el que le dio más fama y reconocimiento. Y el que también marcó un antes y un después en su vida.
En el plató de esta exitosa serie conoció a Natalia Puente, miembro del equipo de vestuario, con quien mantiene una relación desde hace más de 15 años. Y fruto de ese amor nació su hija, una niña a la que ambos decidieron ponerle un nombre tan bonito como simbólico: Valentina.
Un nombre con fuerza y dulzura
El nombre Valentina proviene del latín ‘valens’, que significa ‘valiente’, ‘vigorosa’ o ‘fuerte’. Es un nombre con carácter, que transmite energía y determinación, pero también una gran ternura. No es de extrañar que cada vez más familias en España lo elijan para sus hijas.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 37.670 mujeres que se llaman Valentina, siendo una elección cada vez más común en las últimas décadas. En la provincia de Albacete, hay actualmente 248 niñas y mujeres con este nombre, lo que demuestra su creciente popularidad.
A sus nueve años, la pequeña Valentina ya forma parte de una generación de niñas con nombres poderosos, capaces de inspirar fortaleza, amor y autenticidad. Y aunque Pablo Chiapella es conocido por su faceta humorística, está claro que en lo personal ha apostado por la emoción y la profundidad, tanto en sus decisiones de vida como en el nombre de su hija.