Madrid
Hace ya varios meses, concretamente el pasado 1 de enero, Pau Hidalgo arrancaba una vuelta al mundo de lo más singular. El protagonista partió desde Roquetes (Cataluña) con su bici y, desde entonces, no ha parado ni un solo momento. A lo largo de esta aventura, en la que recorrerá un total de 25.000 kilómetros, el aventurero ya ha superado tanto Europa como Asia. Pero no solo eso. También ha cruzado Australia de norte a sur y ahora mismo se encuentra en Perú en su objetivo de completar la travesía por el continente americano antes de dar el salto a África para finalmente volver a casa.
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Y lo mejor de todo es que por cada kilómetro que recorre recauda un euro para la investigación contra el cáncer de mama como parte del Proyecto Emma. Así lo ha dado a conocer en el último programa de SER Aventureros, donde nos ha hablado acerca de su vuelta al mundo y el trasfondo social del mismo: «Pensaba que era el momento para hacerlo. Trabajaba en una empresa de marketing y quería hacer un cambio porque estaba quemado. Primero empecé cruzando España, luego parte de Europa y, tras estas primeras pruebas, decidí embarcarme en la vuelta al mundo».
Una travesía por Australia
Un viaje que le está dejando todo tipo de anécdotas. Entre ellas las que ha vivido por las zonas desérticas de Australia, donde reconoce que lo ha llegado a pasar realmente mal por la falta de agua: «La parte de Australia creo que ha sido un reto más mental que físico. Para que la gente que se haga una idea, la cruce en vertical por el centro, que es por donde está el desierto». Y claro, encontrar todo tipo de provisiones en medio del desierto puede llegar a ser bastante complicado: «Los primeros 200 o 300 kilómetros a lo mejor no encuentras nada, pero, a partir de entonces, tienes avituallamientos cada 100, 150 o 200 kilómetros».
Por esa misma razón, el protagonista de esta historia tuvo que gestionarse sus provisiones de la mejor manera posible y establecer unas rutas concretas para poder llegar a su destino antes de que se le acabara la comida y el agua: «Entonces simplemente te vas repartiendo un poco para quedarte en mitad del camino y llegar al avituallamiento al día siguiente o ya llegar ese mismo día para eso».
La gestión del agua
Y es que el aventurero ha reconocido que llegó a pasarlo realmente mal los primeros días después de no haber medido del todo bien sus recursos: «En el norte hacía mucho calor y, los primeros días, yo bebía una media de 6, 8 y hasta 10 litros de agua, dependiendo un poco de la temperatura. Pero claro, eso es mucho peso para llevar en la bici. Por lo tanto, decidí llevarme agua para solo dos o tres días porque al final son 30 kilos de peso. Al final te llevas el agua justita para llegar hasta el siguiente avituallamiento».
El problema es que una vez se quedó más corto de lo que le gustaría: «Los primeros días me quedé corto y te prometo que la sed es la cosa que más miedo me da en el mundo ahora mismo. Me tocó para a una caravana en mitad de la carretera pidiendo agua porque no me quedaba apenas agua». El aventurero recuerda que se iba repartiendo la poca agua que tenía bebiendo un sorbito de agua cada media hora. Todo ello para poder hidratarse y evitar un posible desfallecimiento. Por lo tanto, y después de esta travesía, Pau Hidalgo entiende de la importancia de ir bien equipado en los terrenos más complejos.