MADRID 17 Sep. (OTR/PRESS) –
¿Sabía usted quién es el/la responsable del tema del deporte en el Consejo de Ministros? Tal vez usted lo sepa -yo, lo confieso, tuve que comprobarlo–, pero estoy seguro de que la mayor parte de los españoles lo ignoraba. Entre otras cosas, porque quien ostenta la cartera del deporte en el Gobierno ni siquiera apareció en los horas siguientes al revuelo que se montó en medio mundo cuando ocurrió lo que ocurrió en la última etapa de la Vuelta Ciclista a España. Nada. Silencio, pese a la indignada nota de la UCI, máxima autoridad del ciclismo mundial, apenas contestada por el presidente del gubernamental Consejo Superior de Deportes, pero no por la ministra. Que no es otra, por cierto, que la portavoz del Ejecutivo, titular de Educación y Formación Profesional y candidata a la presidencia del Gobierno de Aragón, Pilar Alegría.
Digo yo que, en esta grave crisis deportiva, que incluso podría poner en entredicho la confianza en otras celebraciones en suelo español, podríamos haber esperado algo más de la señora Alegría, que solo apareció en público este martes, tras el Consejo de Ministros, como es, por otra parte, una de sus muchas funciones, haciendo apenas una breve –y muy tardía– intervención. Una intervención en la que hubo de aludir al tema y en la que apenas se ratificaban los argumentos oficiales ya conocidos, acusando al PP de no condenar las matanzas israelíes en Gaza. Como si una cosa, la lógica reprobación internacional a Netanyahu, tuviese que ver con la otra, la brusca interrupción de un acontecimiento deportivo internacional. Interrupción que, por cierto, poco tuvo de ‘tranquila,’ contra lo que nos dijo el delegado del Gobierno en Madrid.
Creo que este, el de incitar a los manifestantes contra Israel a dificultar esta última etapa de la Vuelta, que ya digo que ha tenido repercusión mundial, ha sido un paso desafortunado del Gobierno en general, de Pedro Sánchez muy en particular y de la esta vez silente señora Alegría de manera algo más que colateral. Una muestra más, a mi entender, de las deficiencias que marcan el funcionamiento de un Consejo de Ministros más dedicado a prolongar en lo posible su estancia en el poder y a ganar las elecciones regionales en las que los ministros son candidatos que a las tareas propias de la gobernación. Que una cosa es indignarse y condenar el genocidio llevado a cabo por Israel, cosa lógica, y otra incitar a los desórdenes en una competición deportiva , que es algo que la ministra de Deportes debería, en buena lógica, reprobar.
Habría que insistir en la urgencia de, entre otras medidas imprescindibles, proceder a una remodelación del Consejo de Ministros para garantizar una eficacia que ha quedado por demostrar, entre otras cosas, en las medidas contra los incendios, o en la escasa cohesión mostrada en la tramitación de medidas como la reducción de la semana laboral. O en esto de la Vuelta, claro.
Resulta difícil entender la razón por la que Pedro Sánchez demora esa crisis de Gobierno. A menos, desde luego, que sus atenticos propósitos consistan, como dicen algunos rumores -son solo rumores, advierto-en pasillos socialistas, en adelantar las elecciones en fecha no lejana. Claro, hacer especulaciones sobre lo que Sánchez pretenda o no hacer es tarea destinada a la frustración del probable fracaso: a Sánchez no hay quien le entienda. Pero, para un observador que pretende ser lo más imparcial posible en estos tiempos sectarios, parece claro que algo tiene que ocurrir. Y ese algo tendría que afectar, entre otros, a Pilar Alegría, que no ha sido precisamente la alegría de la huerta en este último revuelo que tanto afectaba a su Ministerio. No, ni la alegría de la huerta ni la de la Vuelta, que ha tenido una etapa final más bien triste.