Eduard Castaño

Después de diseccionar los sentimientos masculinos en títulos como Krampack o Truman, Cesc Gay se estrena como explorador del carácter femenino en Mi amiga Eva. El cineasta se adentra por primera vez en la mente de una mujer que, a punto de cumplir 50 años, decide dar un giro radical: separarse de su pareja de toda la vida y perseguir lo que la actriz Nora Navas define como una «segunda adolescencia».

En este viaje, Eva encuentra a un hombre —Rodrigo de la Serna, con su habitual magnetismo— que de manera fortuita despierta en ella el deseo de replantearse una existencia acomodada junto a Víctor, interpretado por Juan Diego Botto, con quien comparte 25 años de vida y dos hijos.

El gran acierto del filme es Navas, que construye a Eva desde la vulnerabilidad y la convicción, sin caer en excesos melodramáticos. Su personaje encarna la pregunta que atraviesa toda la cinta: «¿y si ya es tarde, pero y si no lo es?». Gay logra dibujar con ella un papel lleno de contradicciones, emocional más que psicológico, donde caben la torpeza, la fantasía y una intuición que la empuja hacia lo incierto.

La temática también aporta frescura. No hablamos de juventudes perdidas ni de tragedias demoledoras, sino de un territorio poco filmado: las crisis vitales en la madurez, el anhelo de recuperar la pasión y el enfrentamiento con la rutina. Como dice la propia Navas, Eva es alguien que, al ver a dos adolescentes besándose, se pregunta: «¿y por qué no puedo volver a ser yo?».

El escenario urbano de Roma y Barcelona refuerza esa dicotomía entre lo que uno es y lo que quiere ser. Gay, fiel a su estilo, vuelve a situar la acción en un entorno burgués, sin urgencias económicas, para centrarse en lo que realmente le interesa: las emociones y las tensiones en las parejas, las familias y los amigos.

Lo que chirría

A pesar de sus virtudes, Mi amiga Eva no escapa del déjà-vu. El marido pasivo que prefiere la rutina, el amante-detonante, la epifanía tardía… son piezas que hemos visto antes y que aquí restan sorpresa al relato. Botto, eso sí, sabe dotar de cierta dignidad a ese ‘arquetipo común’, el del hombre que se aferra a la estabilidad mientras se beneficia de la valentía de su compañera.

Otro punto débil es la indefinición de tono. No funciona como comedia total, ni tampoco el drama conmueve del todo. Se suma, además, cierta insistencia: Eva duda, recula, se interroga, y lo hace en bucle, con algunas reiteraciones que ralentizan la progresión emocional del relato.

Lo valioso de Mi amiga Eva es su honestidad. Gay prescinde del melodrama para contar algo mucho más íntimo: la nostalgia del amor vivido y la posibilidad de renacer incluso cuando ya parece que todo estaba escrito. La película también aporta un pulso sociocultural interesante: mostrar cómo se perciben esas mujeres que deciden cambiar cuando ‘ya estaba todo hecho’, y cómo la mentira, los titubeos y las contradicciones forman parte natural del proceso de reinventarse.

Mi amiga Eva ofrece un retrato sensible y cercano de una mujer que se atreve a decir «quiero otra vida», con las dudas, errores y fragilidades que eso conlleva. En el fondo, Gay vuelve a recordarnos algo que late en toda su filmografía: que lo cotidiano, lo aparentemente estable, puede tambalearse con un gesto mínimo. Y que a veces, perder el equilibrio es la única manera de volver a caminar.

Otros estrenos
​‘Un gran viaje atrevido y maravilloso’

Un gran viaje atrevido y maravilloso (A Big Bold Beautiful Journey), está dirigida por Kogonada, con guion de Seth Reiss. Protagonizada por Margot Robbie y Colin Farrell, es una fábula romántica/fantasiosa que juega con la memoria, las puertas mágicas y los momentos decisivos de la vida.

La película aspira a explorar ese territorio del «¿qué habría pasado si…?”, un viaje por los recuerdos como excusa para reconciliarse con uno mismo. Eso ya es terreno fértil: nos interpela, nos invita a hurgar en las renuncias, en los arrepentimientos, en las puertas no abiertas. Kogonada no es director de efectos fáciles, sino de atmósferas y de estados internos; eso genera expectativas de profundidad.

Robbie y Farrell son nombres de peso, capaces de dotar de credibilidad emocional incluso en historias fantasiosas.

‘Afterburn (Zona cero)’

Un grupo de cazadores de tesoros postapocalípticos busca reliquias antiguas en una Tierra que ha quedado casi medio destruida por una enorme erupción solar.

‘El colegio de los animales mágicos 3’

Mientras Ida sueña con salvar el bosque junto a su clase, Helene esconde un secreto que podría cambiarlo todo. Silas, decidido a conquistarla, hará lo que sea por llamar su atención, aunque eso lo meta en problemas.