Desde marzo de 2023, España no había registrado ningún caso de gripe aviar en aves domésticas, lo que le había permitido tener el estatus de país libre de enfermedad. Sin embargo, el 18 de julio de este año se declaró un foco en una explotación de pavos en Badajoz, lo que hizo que perdiera esa condición. Desde entonces se han confirmado otros tres focos más en distintas comunidades autónomas (Castilla-La Mancha y Andalucía), está pendiente de confirmarse otra sospecha en Huelva, un foco en aves cautivas en País Vasco y se han detectado un total de 31 focos en aves silvestres en varias comunidades autónomas, según el último informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, por ejemplo, en el Espacio Natural de Doñana. ¿Por qué se está produciendo esta situación?
Para Ursula Höfle, profesora contratada doctora y miembro del Grupo SaBio del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos IREC (CSIC-UCLM-JCCM), no es algo extraño, ya que “es un periodo en que España recibe aves en su camino migratorio desde el norte de Europa, lo que se combina con que hay poca agua y se concentran en pocas zonas. Además, muchas son aves jóvenes con poca protección inmunitaria. Es una tormenta perfecta”, detallaba en una sesión informativa organizada por el SMC España. Quizá ha llegado antes de lo esperado, pero lo lógico es que la situación continúe, comentó Elisa Pérez Ramírez, investigadora en el departamento de Enfermedades infecciosas y Salud global del Centro de Investigación en Sanidad Animal CISA-INIA, CSIC. “Es probable que sigamos viendo brotes en aves silvestres. Lo que debemos es evitar que pasen a aves de corral o domésticas, lo que puede suceder por contacto directo o indirecto. La seguridad es muy alta, pero a veces puede producirse el contagio por agua o por pienso contaminado”, añadió la experta.
¿Se han detectado cambios en el virus? Höfle reconoció que falta por analizar secuencias recientes y “es difícil predecir qué va a pasar”. Uno de los peligros para los humanos es que comience a infectar animales como los cerdos, “que son susceptibles a la gripe porcina y humana, lo que permitiría reordenamientos” y facilitaría una posible adaptación y transmisión entre humanos, explicó Pérez Ramírez. “En jabalíes, que es un primo hermano del cerdo, no hemos visto afectación”, añadió la científica del IREC. Eso sí, “en el último año ha habido un aumento de las especies de mamíferos infectadas, que han pasado de 50 a 78, sobre todo silvestres”, alertó Pérez Ramírez, para quien la pregunta del millón es por qué se contagiaron vacas en Estados Unidos sin que esto sucediera en ningún otro lugar del mundo. “Aún no sabemos la razón”, reconoció.
Cómo funcionan los sistemas de vigilancia
Preguntadas por los sistemas de vigilancia, la investigadora de CISA-INIA explicó que en aves se combinan formas activas –que analizan animales aparentemente sanos– y pasivas –tras detectar signos o síntomas de la enfermedad–. “Es muy importante seguir invirtiendo mucho esfuerzo en ver qué está circulando en las aves silvestres, porque nos da muchísima información para saber frente a qué nos tenemos que preparar para proteger nuestro sistema avícola”, subrayó. La vigilancia activa es muy cara y consume muchos recursos, por lo que habría que hacerla coste-eficiente. En cerdos o vacas “es solo pasiva, pero si no se han detectado casos en Europa ya es un primer paso”, indicó Pérez Ramírez.
Las expertas recalcaron la recomendación a la población de no tocar aves muertas y de, si se encuentra algún ejemplar sospechoso, avisar a los servicios municipales o regionales de medio ambiente y sanidad animal para que se hagan cargo.
Respecto a los humanos, Inmaculada Casas, directora del grupo de investigación de Virus respiratorios y Gripe del Instituto de Salud Carlos III, destacó que “los sistemas de vigilancia de gripe están muy implantados y existe una gran experiencia para intentar controlar y prevenir el salto entre aves o mamíferos y el ser humano”.
“Los sistemas de vigilancia de gripe están muy implantados y existe una gran experiencia para intentar controlar y prevenir el salto entre aves o mamíferos y el ser humano”
Inmaculada Casas
Ahora mismo, “la gripe aviar en el ser humano es una enfermedad ocupacional, de los trabajadores que están en relación con las aves enfermas y que pueden tener un contacto alto con el virus. Por ahora, todos los casos se deben a un ingreso directo desde un ave. Para que se produzca una transmisión entre humanos, el virus tendría que cambiar bastante, y eso por ahora no ha ocurrido”, recordó Casas.
De hecho, cuando se habla de que el virus está a una mutación de poder infectar y transmitirse entre humanos, se trata “de un concepto un poco mal explicado”, según Casas. Realmente, “tiene que haber una adaptación de todos los mecanismos de producción del virus a las células de mamíferos, que son ligeramente diferentes a las aviares. Eso todavía no ha existido”.
“Un gran problema viene cuando un ser humano se contagia de gripe aviar y se infecta con un virus de gripe estacional propiamente nuestro. Ahí el humano funcionaría como coctelera. Por eso, una de las recomendaciones más importes para evitar darle posibilidades al virus es la vacunación frente a la gripe de los trabajadores de las granjas y de las personas que tienen un riesgo ocupacional”, subrayó la investigadora. Además, explicó que ya existe una vacuna específica preparada para gripe aviar “en caso de que sea necesario por si se produce una epidemia o un brote grande en un país, a la espera de elegir el virus concreto que se esté dispersando”. Pero “el punto de corte para poder utilizarla será si se produce una transmisión efectiva entre humanos”.
El grave impacto en el mundo animal
Por su parte, Pérez Ramírez recordó: “Aunque el riesgo de salto a los humanos existe, esta es ahora mismo una enfermedad animal con un impacto enorme. A nivel económico y emocional. Cuando se detecta un caso de virus altamente patogénico, hay que sacrificar a todos los animales de la granja, lo que implica que se hayan tenido que sacrificar millones de aves en el mundo en los últimos años. Y tiene también un impacto en el ecosistema y en la biodiversidad. Deberíamos abandonar un poco nuestra visión antropocéntrica y pensar no en lo que puede pasar, sino en lo que está pasando ya”.
Para Höfle “es muy difícil poner números a este drama, porque los animales muertos detectados son la punta del iceberg. Muchos no se encuentran o son consumidos y el impacto de esas muertes tiene efectos en cascada a nivel de ecosistema”. “Una de las cosas que pido en las entrevistas es que no se vilifique a las aves silvestres, porque son víctimas, igual que lo pueden ser las aves de producción o nosotros mismos”, concluyó.