Vamos a ver ha presenciado una entrevista tan tensa entre Joaquín Prat y la madre de un okupa que, al finalizar, dieron paso a publicidad para que el presentador pudiera “recuperarse” de lo ocurrido.
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El programa estaba relatando el caso de Cristina y su familia que han comprado una casa aún sabiendo que estaba okupada, tras hablar con sus inquilinos ilegales y asegurarle que abandonarían el domicilio en unas semanas. Pero no ha sido así y la familia asegura estar desesperada por haberse gastado todos sus ahorros y tener que vivir ella y su hija con sus padres y su marido en otra casa, a la espera de mudarse a la que han pagado.
“Nos dieron el compromiso firme de que iban a marcharse porque sabían que éramos una familia. Sabemos que era un paso arriesgado, pero no lo hicimos a ciegas. Ahora ya nos han verbalizado que no se piensan ir de ahí”, lamentaba.
El okupa no había querido hablar con el programa, pero su madre, María – que es la dueña de la casa de al lado- sí lo hizo, protagonizando un momento incómodo para todos los presentes: “La versión que dais está coja. Joaquín, has hecho juicios de valor y no conoces la historia de mi hijo. No se pueden emitir juicios de valor haciendo buen periodismo sin contrastar antes las dos partes y es lo que acaba de ocurrir”, empezaba diciendo.
El presentador le pedía que explicara la historia de su hijo para entenderlo, pero la madre apelaba al derecho a la intimidad para no contarla, imposibilitando el poder empatizar con su situación. Ante la falta de datos, Prat le preguntaba de forma directa: “¿Qué hace su hijo que no trabaja, no está viviendo con usted y está okupando una vivienda que no es suya?”.
Y la madre contestaba: “Si no me dejas hablar dejo la entrevista, no me vas a encontrar. Si no conoces la historia, que por eso estoy aquí en contra de mi voluntad… ”. A lo que el presentador respondía: “Claro, no te voy a encontrar porque tu hijo está de okupa en una casa que no es suya mientras la propietaria legítima está en la puta calle”. Expresión que molestó a la entrevistada: “Ese lenguaje no me parece adecuado en un medio público”.
Y Prat continuó: “Claro, es mucho más bonito meterte de okupa en una casa. Entiendo que tu hijo tiene un problema como muchísimos españoles, dale tú la solución que eres su madre. ¿Por qué tiene que asumir el propietario las cargas que tú como madre no asumes?”. María respondía: “Te pido que me hables con un poquito de respeto, madre mía, ¡qué tio! Estás haciendo preguntas impertinentes. Él está viviendo con el permiso del antiguo propietario”.
Al pisarse el uno con el otro, ella amenazaba: “¿Me dejas terminar de hablar o cojo el pinganillo y os dejo con la palabra en la boca? Esto es un juicio de valor, yo cuando hago preguntas en mi profesión las hago con más tacto que tú. No entres por ahí, hay problemas, cargas familiares, ¡madre mía, es que ahora entiendo el canal! La empatía en este país es cara de encontrar”.
El uno acusó al otro de “aprovecharse del sistema” y ella acabó despidiéndose acusando a Prat de hacer “juicios de valor”: “Si quieres hacer el mismo discurso de la propietaria, encatada de conocerte, que te vaya muy bien, la versión está sesgada por vuestra parte”.
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Al cortar la conexión, en la mesa se escuchaba un suspiro colectivo y el presentador daba paso a publicidad: “Me tengo que recuperar de la entrevista, hacemos una pausa y volvemos”.