El diestro lorquino Paco Ureña atiende a La Opinión después de su triunfo este martes en Murcia, a cuya plaza regresa mañana en el cuarto festejo de la Feria Taurina de la capital del Segura. Oírle hablar es enfrentarse a la transparencia más absoluta, al héroe que sigue su camino a precio de sangre y dolor.

¿Le daba vértigo no triunfar en su primera tarde?

Uno tiene experiencia y ha pasado por muchas situaciones. Estoy en un punto de mi vida en el que lo que más me preocupa es expresarme como torero. Llegar a Murcia con un triunfo como el de Albacete te da mucha seguridad. El martes no salió ningún toro para sentir como deseo. A los pocos que se dejaron fuimos capaces de hacerles faena, pero en mi caso no es eso lo que busco: quiero ser capaz de abandonarme y entregarme por completo.

No ha sido una temporada fácil ¿Qué ha supuesto el indulto de Albacete?

Sé la clase de torero que soy: dependo mucho de Valencia, pero se suspendió la corrida, y de Madrid, donde no tuve ninguna opción con mis lotes. Llevar mi carrera en solitario y fuera de las empresas lo hace todo más difícil. Vas toreando menos. Este ha venido a formar parte de mi historia y a confirmarme que estoy en el camino adecuado.

Albacete, Murcia, Lorca… un final muy intenso. ¿Cómo están siendo estos días?

Muy bonitos. Todo el mundo está muy contento y disfruto comprobando cómo los que han sufrido durante el año lo viven con tanta alegría. Procuro tener a mi gente cerca y me entusiasma verles esperando al viernes.

¿Prefiere torear en Murcia o en Lorca?

Son las dos plazas que he mamado y donde me he hecho torero. Esa manera de vivir que tenemos los murcianos la siento de la misma manera en ambos sitios, porque Lorca es igual a Murcia y Murcia igual a Lorca.

Una vez leí que su camino había sido siempre cuesta arriba, ¿lo siente así?

Mi camino siempre ha sido muy especial. Soy un torero distinto. Cuando soy capaz de abandonarme y expresar, lo hago con una pasión diferente. Mi manera de andar por la vida y por el toreo es así: desde mi libertad y eligiendo cómo dar cada paso, y eso hoy es difícil de ver. Cuando las cosas no salen en las grandes plazas, todo se pone cuesta arriba. He tenido tardes importantísimas en Madrid, Valencia, Bilbao… son pinceladas en medio de las temporadas. Si toreas catorce o quince corridas de toros eso puede salir muy pocas veces. No es nada fácil, pero cuando pasa se nota que es muy especial.

¿Qué papel tiene la familia en su vida?

Es muy importante tener un equilibrio familiar donde poder recogerme. Vivo las cosas a flor de piel y me apoyo mucho en ellos. Me sostienen con un amor que me da fuerza y que, del mismo modo, necesito entregarles.

¿Se ha sentido maltratado por el sistema?

Para nada. Tengo mi camino y mi verdad. Aquí uno se deja maltratar cuando quiere. Puede ser que un torero que torea sesenta corridas esté más maltratado que yo, porque yo tengo mi camino, tengo mi felicidad, mi libertad y el respeto de todo el mundo.

¿Cuánto ha pagado Paco Ureña por esa libertad?

Me ha costado ser muy firme en mis decisiones, sufrir mucho, quedarme parado y no torear… Tengo una lista con todas las corridas a las que he dicho que no, y son más de las que he aceptado. Es muy duro, porque lo que más me gusta es torear. Pudiendo firmar treinta tardes me quedo en quince o dieciséis. No es fácil. Pero para tener tu libertad tienes que ser muy consecuente e ir hasta el final. Una cosa es decirlo y otra hacerlo; eso sí que es difícil.

¿Cómo quiere ser recordado?

Me he ganado el respeto de todos mis compañeros. Quiero que la gente que viene detrás también pueda hacerlo, como yo lo he aprendido de otros toreros antiguos.

¿Piensa mucho en el futuro?

Nada, en absoluto. No me preocupa, porque no sé lo que va a pasar. No tengo razón ni tiempo para pensar en ello.