La voz de Lucía -nombre ficticio- se quiebra en algunos momentos de su entrevista con EL ESPAÑOL, a pesar de que no conocía de nada a Antonio Morales Ayala. Pero ella alertó al 112 de que este bombero jubilado, aficionado al ciclismo, había sufrido una caída, y aún sigue sin encajar que lo tuvo consciente a su lado, durante 47 minutazos, pero ese mismo día, recibió la visita de la Policía Local de Orihuela para tomarle declaración porque Antonio había muerto y estaban investigando la gestión de esta emergencia en el límite fronterizo de Murcia con la Comunidad Valenciana.
«Me quedé blanca cuando la Policía Local llegó a mi trabajo a tomarme declaración. No me esperaba que ese hombre muriese», según admite Lucía, nombre falso para proteger la identidad de la testigo clave en la investigación del aviso realizado al 112, el pasado miércoles, a raíz de la caída que Antonio sufrió en la Vereda del Reino y donde se movilizó una ambulancia de Orihuela, a pesar de que había una más cerca en Beniel.
«Yo me encontraba en la oficina donde trabajo, y de repente, una mujer mayor llamó a la puerta de la empresa para alertar de que había salido a caminar y se encontró a un ciclista accidentado«, según relata esta testigo de la Policía Local de Orihuela. «Cuando salí, el hombre estaba arrodillado en el suelo, le pregunté qué tal estaba y no me contestó. Me miró con mala cara y llamé corriendo al 112».
El reloj marcaba las diez de la mañana del miércoles 10 de septiembre, cuando esta mujer cumplió con el deber que tiene cualquier ciudadano de prestar auxilio en caso de emergencia con algún herido.
«Intenté hacer todo lo que pude«, recalca sobre su labor socorriendo a Antonio, tras estrellarse contra un poste de la luz, por culpa de un bache de la Vereda del Reino que se cruzó en el camino de este cabo jubilado del parque de bomberos del Infante, y a sus 70 años, destacado miembro de la Peña Ciclista La Pájara de Puente Tocinos.
El difunto Antonio (1i), junto a miembros de la Peña Ciclista La Pájara de Puente Tocinos que presidió durante una década.
Cedida
– ¿Qué le explicó al 112 en su llamada?
– Les dije que necesitaba una ambulancia urgentemente porque estaba en la Vereda del Rollo y había un ciclista que era un hombre mayor que se había caído y no se encontraba bien. Estaba un poco mareado. Les pedí por favor que enviaran una ambulancia de Beniel porque estaba más cerca y eso creo que se lo dije en varias ocasiones. Vivo cerca de mi lugar de trabajo y nací en Beniel, así que conozco los recursos médicos que hay.
– ¿Qué le contestaron desde la sala del Teléfono Único de Emergencias?
– Me dijeron que me iban a mandar la de Orihuela y me pasé al otro lado de la carretera para que enviasen la de Beniel porque sé que el 112 te geolocaliza cuando llamas. Les dije que estaba en la Región de Murcia y que la ambulancia de Beniel estaba más cerca. Me contestaron que Sanidad era la que decidía: ‘Eso ya lo veremos nosotros’. ‘Ahora lo veremos’. Justo cuando iba a volver a llamar [al 112] porque ya habían pasado cinco minutos, llegó rápido la Policía Local de Orihuela y me quedé más tranquila por la presencia de agentes de la autoridad.
Nada más lejos de la realidad. Desde el momento en el que se movilizó una ambulancia de Orihuela en vez de una de Beniel, por priorizar los límites fronterizos entre comunidades autónomas frente a la asistencia ágil a un herido, se inició una supuesta cadena de errores que se saldó con la muerte de Antonio Morales Ayala: padre de una familia numerosa y apasionado del ciclismo, deporte que practicaba a diario, para estar en forma para jugar con sus ocho nietos.
De hecho, Raúl y Antonio, dos de los tres hijos del difunto, ya han anunciado que ejercerán acciones legales para depurar responsabilidades por la muerte de este cabo jubilado del Servicio de Extinción de Incendios del Ayuntamiento de Murcia, cuyo deceso tuvo lugar a las 12.30 horas de ese mismo miércoles, tras ingresar en el Hospital Vega Baja.
Unos conos delimitan el bache que pisó Antonio con su bicicleta y a unos metros, unas flores delatan la presencia del poste de la luz contra el que se chocó este bombero jubilado en la Vereda del Reino.
Cedidas
– ¿Qué ocurrió tras la llegada de la Policía Local?
– Como la ambulancia no venía, los agentes llamaron otra vez, creo que por un teléfono interno de Emergencias. Entonces, les dijeron que no encontraban el sitio del accidente y se estaban dando la vuelta hacia su base en Orihuela.
– ¿La ambulancia de Orihuela que movilizó el 112 se dio la vuelta sin auxiliar a un ciclista accidentado?
– Sí. La Policía Local los llamó y les preguntó dónde estaban. La ambulancia había llegado a Beniel, pero no encontró el sitio y se había marchado, creo que iba por los tubos del Trasvase Tajo-Segura o por la pedanía de Desamparados. Vamos que no estaban a cinco minutos, tenían que volver a dar la vuelta y un agente debía ir a buscarlos para conducirlos hasta el lugar de la caída.
No entiendo por qué la ambulancia no llamó a la Policía Local para preguntar dónde estaba la vereda, en lugar de marcharse. Los dos policías se quedaron locos, se quedaron muertos. Les dijeron: ‘¿Cómo que vais de vuelta a la base?’ ‘Tenéis que venir’ Entonces, uno de los policías salió con el coche patrulla para buscar al conductor de la ambulancia, y el otro se quedó con el herido, conmigo, y con un compañero mío del trabajo que también había salido para ayudar.
– ¿Cuánto se demoró la asistencia al ciclista accidentado?
– La ambulancia tardó 47 minutos en venir porque al llegar, por curiosidad, cogí mi móvil para ver la hora a la que había llamado al 112. Miré el registro de llamadas y reflejaba que habían transcurrido 47 minutos desde que llamé a Emergencias.
Lucía, nombre falso para proteger la identidad de la testigo de este caso que va camino de los juzgados, también apunta que durante la espera a la asistencia sanitaria, incluso hubo tiempo de que un hombre que paseaba por la zona, se acercara hasta Antonio porque casualmente eran conocidos. «Pasaron varias personas ofreciendo ayuda y el ciclista reconoció a un amigo suyo y le pidió que se llevara su bici a su casa para luego devolvérsela«.
Tal favor se cumplió, pero por desgracia, su dueño, un bombero jubilado, nunca más volverá a ‘cabalgar’ a lomos de una bici con la que había salido para hacer una ruta sencilla: desde Puente Tocinos hasta Orihuela y de vuelta a casa con su querida esposa, Josefa.
Antonio, durante su etapa como cabo del Servicio de Extinción de Incendios (SEIS) del Ayuntamiento Murcia.
Cedida
– ¿Cómo se encontraba el ciclista durante semejante espera?
– El hombre estaba aturdido por el golpe y los rasguños. Decía que le dolían mucho las costillas y el hombro. Pero nunca habría pesado que acabaría muriendo. Le estuve dando sombra con una toalla porque hacía calor y le estuve animando: ‘No te preocupes, que esto enseguida pasa que viene la ambulancia de camino’.
De vez en cuando, yo le preguntaba cosas, cómo se llamaba, qué le había pasado o de dónde era, para comprobar que estaba orientado y evitar que se durmiera. El hombre estaba consciente, pero me contestaba lo que podía porque imagino que estaba un poco en shock por el dolor del golpe. Él se fue bien en la ambulancia, aunque al final le costaba respirar un poco.
Cuando llegó la ambulancia, le quitaron el casco, le preguntaron qué le dolía y se lo llevaron rápido, tras subirlo en la camilla con la ayuda de la Policía porque le dolían las costillas. Ese hombre no se quejó porque era bombero, pero seguro que por dentro no entendía por qué tardaron tanto.
– ¿Usted cómo vivió esa espera?
– Yo me preguntaba: ¿Cómo que Sanidad decide la ambulancia que va si Beniel está al lado? ¿Por qué me tienes que mandar una que está a 40 minutos? Yo no discutí con la mujer que me atendió en el 112 porque no soy una persona de discutir, pero me he quedado con una espina clavada.
Me enteré de que había fallecido porque tras volver a mi puesto de trabajo, esa mismo miércoles, regresó la Policía Local de Orihuela para tomarme declaración. No me esperaba para nada lo que ocurrió. La vida son momentos y segundos.
En el caso de Antonio esos segundos se convirtieron en una losa de 47 minutos, tirado sobre el asfalto de la Vereda del Reino, como se la conoce en Beniel, y la Vereda del Rollo, como la llaman en Orihuela: un brazal de 3 kilómetros de longitud que históricamente divide la huerta murciana de la provincia alicantina.
Los bomberos de Murcia rindieron un sentido homenaje a Antonio durante su entierro.
Lucía confiesa que no puede evitar sentir «remordimientos» desde que se enteró de la muerte de Antonio, a pesar de que cumplió con su obligación del deber de socorro que marca la ley, lo que demuestra el buen corazón de esta mujer. «A lo mejor tendríamos que haber subido al hombre en nuestro coche», apunta apenada, por la muerte del que era un superabuelo para sus nietos, a la vista de que su pasión por el ciclismo se imponía a los 70 años de su DNI.
Raúl y Antonio, dos de los hijos del fallecido, emprenderán acciones legales por la gestión de esta emergencia porque consideran que hubo «una cadena de errores» en la atención a su padre: le asignaron el recurso sanitario más alejado del lugar donde sufrió la caída, a pesar de que había una ambulancia a 3 minutos en Beniel; el chófer se perdió; no movilizaron una unidad con médico, solo iba un conductor y un técnico; y en el Hospital Vega Baja entró en parada y le hicieron un masaje cardíaco manual, pero no se le aplicó un desfibrilador.
La Policía Local de Orihuela está instruyendo un atestado por homicidio imprudente, según han anunciado los hijos de Antonio. De modo que la familia contratará a un abogado para pedir la grabación de la llamada al 112 que hizo esta testigo entrevistada por EL ESPAÑOL, así como una copia de las comunicaciones internas de Emergencias, de las cámaras de seguridad del hospital y del historial clínico del fallecido.
– ¿Cree que Antonio se habría salvado si movilizan la ambulancia de Beniel?
– Lucía: Eso son cuestiones médicas y no lo sé. Quizá, si hubiese llegado antes la ambulancia, sí que se habría salvado. La ambulancia debería haber llevado un médico. No entiendo qué clase de leyes nos amparan. Tendría que acudir siempre la ambulancia más cercana.