El Barça firmó a Joan Garcia para noches como la de Sant James Park, donde el meta debutó en la Champions en un encuentro en el que volvió a demostrar que no hay ningún escenario ni competición que le venga grande. El de Sallent ha encajado en el equipo de Flick como si hubiera jugado toda la vida de blaugrana. Todo lo que hace lo hace bien.
El portero transmite una seguridad enorme a sus compañeros en todas sus acciones, sin fisuras, sin mostrar ningún tipo de dudas. Llegó al Barça con la etiqueta de ser un portento bajo palos gracias a sus reflejos y envergadura, pero Joan Garcia es completísimo en todos los aspectos, como se vio en un primer tiempo perfecto.
Nada más arrancar el duelo, desvió con una parada espectacular un remate de Barnes, que se había quedado solo en el uno contra uno. La jugada fue anulada por fuera de juego, pero el de Sallent ya se había presentado a lo grande en su primera intervención en la Champions. No fue la única porque volvió a ser providencial de nuevo ante Barnes, que esta vez estaba en posición legal y vio cómo el meta blaugrana volvía a desviar a córner su definición.
El Newcastle apretaba y Joan Garcia tuvo más trabajo del que suele ser habitual desde que llegó al conjunto de Hansi Flick. La presión de los ingleses le obligó a jugar mucho con los pies, dando continuidad al juego del equipo. Se mostró también en esta faceta muy seguro, exhibiendo una enorme seguridad.
Tampoco dio opciones a las segundas jugadas porque blocó todos y cada uno de los balones que llegaban al área, ya fueran centros laterales o balones colgados. El portero no pudo mantener la portería a cero por tercer partido consecutivo porque Gordon, en una contra, sorprendió a la defensa blaugrana con una definición ante la que Joan Garcia no pudo hacer nada.
Pese a ello, el tanto no sirvió para cambiar el signo del partido y el Barça logró debutar en la presente edición de la Champions con una victoria trabajada ante un buen rival y un gran ambiente, demostrando que este equipo va en serio también en Europa.