El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha recibido por primera vez en la Moncloa desde que este ganó las elecciones en Alemania el pasado mes de mayo al canciller Friedrich Merz. De fondo, la oficialidad del catalán, euskera y gallego en la Unión Europea que Sánchez tanto ansía para cumplir con sus promesas a los separatistas y Merz tanto se opone.
Ambos líderes, durante su rueda de prensa conjunta, han alabado la fuerte relación comercial que une a España y Alemania, pero en otras áreas relevantes, Sánchez y Merz han demostrado sus muchas divergencias. Merz ha sido claro al decir que su país no se plantea reconocer el Estado de Palestina -como sí hizo España en mayo del 2024- y que este paso solo sería el «último» para alcanzar la solución de los dos Estados.
Así, el canciller alemán ha insistido en que «debe ser posible criticar la política del Gobierno israelí pero no incitar al odio contra la población judía». Mientras en España aún están muy presentes las imágenes de las protestas propalestinas en La Vuelta este domingo contra el equipo israelí y que provocaron la cancelación de la última etapa en Madrid. Sánchez, por su parte, ha tratado de suavizar estas diferencias explicando que, al final, ambos países persiguen el mismo objetivo, que «exista una coexistencia pacífica entre el pueblo palestino y el pueblo de Israel».
La oficialidad en la Unión Europea del catalán, euskera y gallego también ha sido un tema incómodo para ambos. Merz ha evitado responder a las preguntas sobre si sigue vetando la iniciativa del Gobierno de Sánchez, pero ha dejado entrever que no levantará su veto, al menos, en el corto plazo. «Conozco la posición española, sé cuán complicado es el servicio de traducción de la Unión Europea y cada lengua añadida multiplica esa dificultad», ha aseverado el alemán.
El Gobierno necesita unanimidad para sacar su propuesta adelante en el seno de la UE, pero cuenta con el rechazo de varios países, no solo el de Alemania. También se oponen otros como Francia, Italia, Finlandia, Suecia, Bulgaria y Croacia. El apoyo a Ucrania ante la invasión rusa ha sido casi el único punto de encuentro entre ambos mandatarios. Tanto Sánchez como Merz han condenado enérgicamente la agresión de Vladimir Putin y han defendido su compromiso con «el respeto al derecho internacional y la integridad territorial».