Como no puede menos que saber el lector de Crónica Global, la última etapa de la Vuelta ciclista a España se acortó el domingo debido a protestas de cierta violencia contra la guerra en Gaza (varios policías heridos e indignación entre los cuerpos policiales contra el Gobierno). El primer ministro Pedro Sánchez ha pedido además excluir a Israel de los eventos deportivos internacionales, y algunos países protestan contra la participación israelí en el Festival de Eurovisión, amenazando con boicotearlo. La prensa europea debate cómo tratar a los atletas y artistas israelíes.

Y también la prensa de Jerusalén, por supuesto. Los medios israelíes han publicado editoriales y columnas de opinión sobre el boicot en la Vuelta a España. The Jerusalem Post (diario de centro derecha), Ynet (el portal de noticias más leído) y Haaretz (diario progresista) han abordado el tema en sus espacios de opinión y sección editorial, si bien generalmente en la parte baja de sus portadas o como artículos de fondo, más que como titulares destacados.

The Jerusalem Post ha ubicado la noticia principalmente en su sección de antisemitismo, destacando el carácter “anti-israelí” de las protestas y criticando el proceder del gobierno español, con duros comentarios hacia el primer ministro Pedro Sánchez.

Ynet recoge también en tono editorial que Sánchez “alabó a los manifestantes violentos contra el equipo ciclista israelí”, subrayando la creciente hostilidad hacia Israel en el contexto europeo y dando voz a la indignación del gobierno israelí.

Haaretz, por su parte, ha sido menos editorializante y simplemente ha reproducido la cobertura como un cable de agencia, señalando la dimensión propalestina de las protestas.

En general, los diarios israelíes han hecho hincapié en la crítica al Ejecutivo español y en la denuncia del carácter “antiisraelí” y, según sus palabras, “antisemita” de los boicots y manifestaciones.

Veamos ahora lo que dice la prensa europea, empezando por el artículo de Daniel Perez en el veterano conservador The Times:

“La España moderna conoce bien el valor reputacional de organizar eventos deportivos de primer nivel. Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, los primeros tras el fin de la Guerra Fría, también fueron los primeros en décadas sin boicots políticos. Celebraron con éxito un equipo unificado de exrepúblicas soviéticas, una Alemania reunificada y la vuelta de Sudáfrica. España brilló como anfitriona. Desde entonces, Barcelona es un destino de moda.

>>Pedro Sánchez, el primer ministro socialista de España, dado a la grandilocuencia, parece en cambio satisfecho con liderar el mundo en la autosatisfacción moralista. El lunes pidió que Israel fuera excluido de todas las competiciones deportivas. Esta intervención, mal pensada y extemporánea, tiene un solo propósito: movilizar el respaldo de sus seguidores más radicales. Mientras los mejores ciclistas, entre ellos un equipo israelí, recorrían valles y montañas durante los últimos 21 días, se toparon con miles de manifestantes fingiendo ser cadáveres gazatíes y coreando “paren el genocidio ya”.

>>La carrera, la Vuelta, fue interrumpida de sur a norte, animados los manifestantes por el propio primer ministro. ‘Como saben, España no tiene bombas nucleares, ni portaaviones, ni grandes reservas de petróleo’, dijo el señor Sánchez a los manifestantes. ‘Nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí. Pero eso no significa que dejemos de intentarlo.’ Dijo sentirse orgulloso de la interrupción, porque afianza la imagen de España como campeón de los derechos humanos. Más de 1.500 agentes fueron movilizados, el mayor dispositivo de seguridad en España desde la cumbre de la OTAN de 2022.

>>No se ha salvado ni una sola vida en Gaza por impedir que los ciclistas compitieran. Se habría conseguido más en esa franja, o en otros focos de conflicto como Ucrania, si España contribuyera más a la defensa occidental. Ahora dedica el 1,28% de su PIB a defensa, la tasa más baja de la OTAN, y muy por debajo del mínimo actual del 2%.

>>Como España será coanfitriona del Mundial de Fútbol de la FIFA en 2030, junto a Marruecos y Portugal, debería considerar las consecuencias a largo plazo de sus actos. ¿Será regla general boicotear a Israel en eventos deportivos? Sánchez afirma que excluir a Rusia de Eurovisión por invadir Ucrania, y permitir la participación de Israel, es una “doble vara de medir”. Pero eso es mezclar dos crisis muy distintas; de hecho, es retórica vacía para desviar la atención de sus propios fallos políticos y económicos.

>>España ya prohíbe exportar cualquier tipo de armamento a Israel, detiene todo combustible destinado a sus tropas y veta el tránsito aéreo de material de defensa con destino a Israel. Bloquea importaciones de colonos israelíes a la vez que incrementa la ayuda a la Autoridad Palestina. Son gestos en gran parte performativos. Sánchez cree disfrutar del apoyo popular para demonizar y aislar culturalmente a Israel, pero bloquear el paso de los ciclistas es solo una maniobra ofensiva. Un estadista propondría políticas concretas que puedan contribuir a relajar el conflicto en Oriente Medio.

>>Reino Unido, Francia, Canadá, Australia y Bélgica —preparados para reconocer oficialmente el Estado palestino en la ONU la semana próxima— deberían tomar nota de las maniobras erróneas de Sánchez y retrasar ese paso. No es momento de recompensar a asesinos y secuestradores.

De Volkskrant, periódico de referencia en Holanda, de gran difusión e influencia, de tendencia centro izquierdista, lo ve de otra manera. “El boicot es el precio de la pasividad”, titula, y explica:

“Sí, es cierto que Europa por sí sola tiene poca influencia directa… Mientras el gobierno estadounidense siga respaldando a Netanyahu, el ejército israelí proseguirá su catastrófica misión. Pero este pragmatismo tiene un lado oscuro: quien basa su postura principalmente en el respaldo de aliados poderosos lo pone muy fácil para que esos mismos aliados sigan en su pasividad. El listón cae cada vez más bajo. Si la política sigue siendo pragmática y pasiva, el descontento encontrará otras vías: en carreras ciclistas, en Eurovisión o en conciertos punk”.

Finalmente, añadimos aquí unas reflexiones del distinguido periodista Bart Brinckman en De Standaard, periódico líder en Bélgica, en las que pone el acento en el error de llamar “antisemitismo” a toda medida contra la guerra y sus insoportables abusos en Gaza, y en la cancelación de un concierto de un director de orquesta judío:

“El término antisemitismo data de finales del siglo XIX, cuando en Alemania se fundó la Liga de los Antisemitas. Europa llevaba cientos de años luchando con diversas formas de odio a los judíos, pero fue la primera vez que ese odio adquiría una traducción política. Se trataba de racismo llano, basado en la etnia y la religión. Al principio, el éxito fue limitado, pero la dictadura nazi fascista cambió más tarde esa situación.

>>A pesar del Holocausto, el antisemitismo no desapareció tras la Segunda Guerra Mundial, pero la bandera adquirió un nuevo matiz. La creación del Estado de Israel y los conflictos derivados provocaron oposición. Las autoridades de Estados Unidos e Israel equipararon gradualmente toda crítica a las políticas israelíes con antisemitismo. Así, la acusación de antisemitismo se convirtió en un arma para socavar el debate político, incluso para restringir la libertad de expresión (por ejemplo, en universidades estadounidenses).

>>De momento sigue sin estar claro cómo interpreta este término Bart De Wever [primer ministro belga, y líder separatista flamenco]. Como político, a veces se salta los análisis históricos por razones oportunistas. De forma consecuente, vincula la expulsión de la Filarmónica de Múnich del Festival de Flandes de Gante con el “racismo y antisemitismo”. Según el primer ministro, esa expulsión se realizó “únicamente por el origen del director Lahav Shani”. Con esa acusación consiguió el apoyo de los alemanes. Pero sigue siendo un hacia el consejo directivo del festival.
 
>>Naturalmente, se puede y debe debatir si la exclusión es legítima. Y hay que reflexionar si un boicot cultural contra Israel es una vía adecuada para lograr que el país adopte otras posturas. Para un consejo directivo compuesto por diversas tendencias políticas, y con un ministro de Cultura comprometido –como factor adicional de complicación–, sigue siendo un reto. Finalmente, el consejo tomó esa decisión por unanimidad.  y no tiene nada que ver con el antisemitismo.

>>Los acontecimientos en Gaza alimentan el número de incidentes antisemitas. De eso también es responsable el gobierno israelí, que desde finales del siglo XX quiere hablar en nombre de todos los judíos del mundo. Toda forma de antisemitismo debe erradicarse de raíz. Eso solo se puede lograr combatiendo su contenido racista. Quien equipara la crítica a Israel o un boicot por razones políticas con el antisemitismo, lo que hace es precisamente dificultar su combate”.