Israel continúa este viernes su ofensiva por tierra y aire para cercar Ciudad de Gaza. La capital de la Franja sufre por cuarto día intensos bombardeos, el avance de los tanques y la huida de cientos de miles de personas que intentan escapar hacia el sur. Todo ello, con las comunicaciones completamente bloqueadas, sin teléfono ni internet y con el miedo de que, una vez aislados, Israel intensifique todavía más su ofensiva sin que nadie fuera de la Franja pueda saber lo que pasa dentro.

Durante la víspera, el Ejército hebreo atacó la ciudad por el norte y el sur para obligar a la población a desplazarse hacia el oeste y forzarla a abandonar definitivamente la capital. Las fuerzas israelíes anunciaron el miércoles la apertura de rutas temporales para evacuar. Ambas dirigen hacia el sur, en dirección a Al Mawasi, declarada «zona humanitaria» aunque la realidad es que la zona está destruida, colapsada y ha sido bombardeada en repetidas ocasiones.

Para abandonar Ciudad de Gaza, Israel ha puesto fecha límite, porque este viernes al mediodía concluye el plazo que las autoridades israelíes han dado a los gazatíes para dejar atrás sus casas, o lo poco que queda de ellas. Las bombas caen cada vez más cerca de las casas, hospitales y refugios humanitarios, blancos sobre los que los drones israelíes han descargado fuego constantemente desde el inicio de la guerra. Además, según Médicos Sin Fronteras, más de 800.000 personas siguen atrapadas en el norte de Gaza porque el sur del enclave es inaccesible.

Mientras tanto, los que logran sobrevivir buscan el mejor camino para huir de Ciudad de Gaza, sin un destino concreto. Algunos se van en transporte, otros a pie. Saben que la vida que les espera en el sur no es mucho mejor. Allí, todos viven hacinados, apenas hay comida, agua o luz, y una tienda de campaña puede llegar a costar unos 4.000 shekel (unos 1.000 euros), un precio inasumible para los habitantes del enclave. El coste de esta huida es algo que muchas personas no pueden permitirse.

Como es habitual, las fuerzas judías aseguran estar bombardeando objetivos e infraestructura de Hamás, pero, en las últimas horas, al menos 80 civiles han sido asesinados. El conflicto deja ya más de 65.100 víctimas, aunque la cifra real podría ser mucho mayor ante la muerte de cientos de personas por la falta de comida y medicinas, sin que estas aparezcan en los recuentos oficiales.

Estados Unidos veta un alto el fuego en la ONU

En este contexto, Estados Unidos ha vuelto a vetar otra resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto al fuego inmediato, incondicional y permanente en Gaza, así como la liberación de los rehenes que siguen en manos de Hamás. El texto, presentado por los 10 miembros no permanentes, ha conseguido el respaldo de 14 Estados y el único que ha votado en contra ha sido, una vez más, Estados Unidos.

El embajador palestino ante Naciones Unidas, Riyad Mansour, ha lamentado «que se permita que haya bebes muriendo de hambre, francotiradores disparando a niños en la cabeza, civiles asesinados en masa, familias desplazadas una y otra vez, de ruinas en ruinas y de muerte en muerte». De la misma forma, ha recordado que «el personal de Naciones Unidas, médicos humanitarios y periodistas son blanco de la devastación y de la destrucción».

Quien sí ha celebrado el veto es su homólogo israelí, Danny Danon, que ha agradecido a Washington «por demostrar liderazgo y convicción moral al vetar esta resolución parcial». La respuesta de Mansour es que esto es una «burla abierta».

Protestas en Israel contra la guerra

En Jerusalén crecen las protestas. A las puertas de la residencia oficial del primer ministro israelí, miles de manifestantes se han congregado para pedir el fin de la masacre en Gaza. Muchos de ellos han acampado, y llevan ya cuatro noches en las inmediaciones de la casa de Netanyahu.

Estas protestas, que llevan un año en marcha, se han recrudecido tras conocerse un informe que apunta a que los rehenes pueden estar siendo utilizados como escudos humanos en plena operación terrestre del ejército israelí en la ciudad de Gaza, donde se supone que están la mayoría de ellos.