La falta de tiempo en las consultas y el déficit de conocimiento sobre la patología se erigen como el principal obstáculo para un diagnóstico temprano y de precisión de la enfermedad de Alzheimer en Castilla y León. Así lo considera un 89% de los especialistas consultados en los proyectos MapEA y Alma-Care, impulsados por la farmacéutica Lilly para analizar las necesidades del sistema sanitario en el abordaje de esta patología neurodegenerativa.

En estas iniciativas han participado más de 140 expertos de diversas especialidades de toda España, de los cuales diez son castellanoleoneses. El objetivo ha sido identificar los retos para lograr una atención eficiente e integral de los pacientes y preparar el sistema para la incorporación de los nuevos avances terapéuticos. Entre las conclusiones, se subraya la sobrecarga asistencial, la necesidad de mejorar la coordinación entre niveles y la falta de recursos como desafíos clave.

Los informes constatan que la dispersión geográfica y la escasez de personal especializado agravan la situación en la comunidad. Según el doctor José A. Sacristán, director médico de Lilly España y Portugal, “es fundamental avanzar en el diagnóstico temprano y de precisión y mejorar la gestión del alzhéimer para ofrecer a los pacientes más años de vida autónoma e independiente”.

Principales barreras y largas listas de espera

Además de la falta de tiempo, los expertos identifican otros problemas significativos en la región. El rechazo o la falta de concienciación de los propios pacientes es señalado por el 69% de los consultados, mientras que el 56% apunta a deficiencias en la capacidad e infraestructura del sistema sanitario. Esta situación genera importantes demoras en la atención a los afectados.

Uno de los datos más preocupantes es que el 67% de los especialistas afirma que no existe un protocolo de derivación claro desde Atención Primaria hacia Neurología o Geriatría. Esto provoca que los pacientes castellanoleoneses puedan esperar hasta seis meses para ser derivados tras una sospecha inicial, y otros seis meses o más hasta conseguir una cita con el primer especialista hospitalario, acumulando un retraso total que puede superar el año.

La «desigualdad del código postal»

El doctor Pablo Martínez Lage, director científico de la Fundación CITA-Alzheimer, advierte que “sigue existiendo desigualdad en función del código postal en el acceso de las personas a un diagnóstico a tiempo y certero”. Según explica, la agilidad y eficacia en la coordinación entre Atención Primaria y la atención especializada varía enormemente entre diferentes zonas del país.

A esta problemática se suma que el 89% de los expertos considera insuficiente la información que se proporciona a los pacientes en las fases tempranas de la enfermedad. Del mismo modo, el 67% califica como insuficiente el soporte ofrecido en la planificación de decisiones anticipadas, un aspecto crucial para los pacientes y sus familias.

Recomendaciones para un abordaje integral

Para mejorar la situación actual, los proyectos han consensuado más de 40 recomendaciones, de las cuales 14 se consideran prioritarias. La doctora Raquel Sánchez-Valle, neuróloga en el Hospital Clínic de Barcelona, destaca la urgencia de “establecer circuitos ágiles de derivación entre niveles asistenciales y disponer de las herramientas adecuadas, incluyendo biomarcadores”. Además, subraya la necesidad de contar con equipos clínicos expertos y bien dimensionados.

Desde la perspectiva de la Atención Primaria, el doctor Pablo Baz, del Grupo de Trabajo de Neurología de Semergen, insiste en que “el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer no debe estar supeditado, en ningún caso, al código postal del paciente”. Para ello, propone fortalecer la coordinación mediante canales de comunicación estandarizados y aumentar las capacidades de los centros de salud.

La visión del paciente y los planes nacionales

Jesús Rodrigo, director ejecutivo de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), añade la perspectiva del paciente, señalando como necesidades urgentes el acceso a tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, la mejora del sistema de cuidados y la eliminación del estigma social. “Este es un reto que va a exigir un cambio de cultura”, afirma.

Finalmente, el estudio MapEA concluye que existe un bajo nivel de conocimiento e implementación tanto de la Estrategia de Enfermedades Neurodegenerativas del Sistema Nacional de Salud (2016) como del Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias (2019-2023). Según el doctor Martínez Lage, los avances logrados en los últimos años se han debido fundamentalmente al “interés, esfuerzo y dedicación de los profesionales” más que a la aplicación de dichos planes.