Un cuadro del pintor flamenco Anton Van Dyck se encuentra expuesto en la antesala del salón de plenos de Cort sin ninguna protección mientras a pocos metros se desarrollan unas obras que están levantando polvo. En esta sala se están instalando canalizaciones para los sistemas de climatización, por lo que los trabajos implican el desmontaje del pavimento mediante una radial.
En esta estancia se han protegido los muebles con lonas de plástico, pero no así éste (ni el resto de cuadros). En el marco de este lienzo de gran tamaño era visible ayer una capa de polvo. La pieza, declarada Bien de Interés Cultural en el año 1970, es la original y no la réplica que se cuelga cada año en la fachada por las fiestas.
Múltiples versiones
Este cuadro es una de las versiones que pintó el autor flamenco ilustrando la muerte del santo; hay otras con evidentes semejanzas en el Monasterio del Escorial y el Museo del Louvre, así como en Escocia, Múnich y Campen. Su autoría estuvo en cuestión durante algunos años, pero estudios del conservador jefe de pintura flamenca del Museo del Prado Matías Díaz Padrón despejaron las dudas y rastrearon su origen hasta la colección del VI conde de Monterrey, contemporáneo del pintor. El cuadro fue un regalo al Ajuntament en el siglo XVIII por parte de Bartolomé Verger, representante de la corporación municipal en Madrid en la época, que lo había adquirido y lo legó a la ciudad en su testamento. Comenzó a exponerse en la fachada hasta que su deterioro llevó a hacer aquella copia que se saca al exterior.
La ejecución de estos trabajos de obra en el interior de la sede municipal ha suscitado debate en las últimas tres reuniones de la Comisión de Catálogo y Centro Histórico porque hay varios proyectos que no pasaron antes por este órgano. Entre otras son obras sobre el forjado, la limpieza de la escalera principal y reparaciones del lucernario. Desde Cort aseguran que no es preceptiva esa consulta y que ha sido el funcionamiento habitual de los últimos 30 años.