La Nit de l’Art llegará el año que viene a su 30 edición, lo que demuestra que sigue siendo no solo una cita importante para artistas y galeristas, sino también para los ciudadanos. Son ellos precisamente los que recorren las calles de Palma durante horas, desde poco antes de caer la tarde hasta bien entrada la noche, algunos de hecho entran por primera vez en galerías y para otros ya es una tradición bien arraigada.

Hay las llamadas propuestas del circuito oficial y las más alternativas, pero la gran mayoría –por no decir todas– apuestan por artistas emergentes o consolidados de arte contemporáneo, centrándose tal vez en un público más joven y vanguardista. Entre el aluvión de este tipo de ofertas está una en particular que sigue apostando por la tradición: la de la galería Maneu, ubicada en la céntrica calle Montcades número 3. De hecho, su responsable, Joan Oliver ‘Maneu’, se define como un «mantenedor de la tradición». «Alguien lo tiene que hacer», afirma con una sonrisa. Para esta nueva convocatoria, Maneu ha optado por una muestra colectiva de los artistas Joan Fuster, Juli Ramis, Tito Cittadini y Margaret Hall-Sweeney.

Cada uno ocupa una pared entera del dodecaedro que es la galería. Asimismo, el galerista exhibe una selección de piezas de Antoni Ribas, Ramón Nadal, Antoni Gelabert y Joan Bauzà. Las pinturas son, en buena parte, paisajistas, aunque también hay figuración, como es el caso de Juli Ramis, de quien Maneu atesora más de cien obras.

Pionero

No solo es el «mantenedor de la tradición», sino que Maneu es uno de los fundadores de la Nit de l’Art junto a Joan Guaita, Xavier Fiol y Bernat Rabassa. «Después de la crisis de los años 90, estábamos muy aburridos, nadie entraba en las galerías. Viajábamos a Nueva York para poder ver un mercado que funcionara, íbamos a las subastas de Christie’s», recuerda.

En una de las visitas a la Gran Manzana les llamó la atención que las galerías, en esa época situadas en las calles 56 y 57, estaban abiertas hasta muy entrada la noche. «Había mucha gente y muy buen ambiente, así que decidimos replicarlo en Palma. Al principio nadie creía que fuera a funcionar aquí, incluso Guillem Frontera dijo en una tertulia televisiva aquella frase ya mítica de ‘això serà com qui anar a fer cases santes’. Todos se equivocaron, menos nosotros», concluye con una sonrisa ahora triunfante.