Los 42 barcos de la flotilla que pretende llevar ayuda a la Franja de Gaza, procedentes de España, Italia y el Magreb, han zarpado este viernes desde el puerto siciliano de Portopalo (sur) después de que algunos inconvenientes retrasaran su objetivo.

«Hemos zarpado. Esta vez no nos detendremos», ha confirmado la portavoz de la parte italiana de ‘Global Sumud Flotilla, Maria Elena Delia.

La delegación que salió desde Túnez el pasado domingo, compuesta por naves de países magrebíes y otras de España, se ha unido a las diecisiete embarcaciones italianas en el puerto siciliano de Portopalo.

Los dos grupos —italiano y tunecino— han sufrido retrasos en sus planes en los últimos días. Los italianos debían zarpar el pasado 4 de septiembre, pero no fue posible por problemas logísticos y por las condiciones meteorológicamente adversas del mar, entre otros contratiempos. Mientras que la delegación tunecina denunció el ataque con drones a dos de sus barcos, el ‘Familia’ y ‘Alma’. Con respecto al primer ataque, las autoridades del país lo desmintieron, por lo que la flotilla respondió con un vídeo en redes del momento.

Artistas y políticos a bordo de las embarcaciones

La coalición de la ‘Global Sumud Flotilla’ busca sumar barcos a lo largo del Mediterráneo para llevar alimentos y ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, rompiendo el bloqueo israelí. A bordo viajan activistas, artistas y otras personalidades como la sueca Greta Thunberg o la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

La flota italiana cuenta además con cuatro políticos: las eurodiputadas Benedetta Scuderi y Annalisa Corrado, de Alianza Verde e Izquierda y el Partido Demócrata, respectivamente; el diputado también de esta formación, Arturo Scotto, y el senador Marco Croatti del Movimiento 5 Estrellas.

Mientras, Israel continúa su ofensiva por tierra y aire para cercar Ciudad de Gaza. La capital de la Franja sufre por cuarto día intensos bombardeos, el avance de los tanques y la huida de cientos de miles de personas que intentan escapar hacia el sur. Todo ello, con las comunicaciones completamente bloqueadas, sin teléfono ni internet y con el miedo de que, una vez aislados, Israel intensifique todavía más sus ataques.