Fue una alfombra roja distinta, entre el ‘glamour’ de las estrellas y la solidaridad con Palestina. Una amplia manifestación reunió anoche a cientos de personas … ante el Kursaal y muchos de los invitados portaban pegatinas «contra el genocidio». La actriz María Isasi, hija de Marisa Peredes, cartel del Festival y homenajeada ayer, llevaba un vestido con los colores de la bandera palestina, y muchos de los invitados mostraron su apoyo a los manifestantes, como Najwa Nimri, «que sé de esto porque soy hija de jordano y de vasca». Y el ministro Óscar López se mostraba «satisfecho» de que la solidaridad con Gaza quedara patente.

Porque había estrellas, pero casi más políticos. Del Gobierno central, la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, además de López. Los vicelehendakaris Ibone Bengoetxea y Mikel Torres, la diputada general de Gipuzkoa Eider Mendoza, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, y la plana mayor de Bildu, con Pello Otxandiano, entre otros muchos.

La premio Donostia, Esther García, bien rodeada de los hermanos Almodóvar y otros habituales de El Deseo, como el compositor donostiarra Alberto Iglesias. Juliette Binoche brillaba y el director del Festival, José Luis Rebordinos, resumía el espíritu de la noche, con pajarita pero pegatina solidaria a la vez.

Imagen principal - Vestidos negros y banderas palestinas: un 'glamour' solidario

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Por ahí pasaron los jurados, con Juan Antonio Bayona a la cabeza; los habituales, como Cayetana Guillén Cuervo «con joyas de mis amigos donostiarras de Munoa, como siempre»; los populares del cine español, como Paco León y Miguel Ángel Silvestre; los talentos de casa, como la cantante Izaro (que cantó en la gala), Ane Gabarain y Aia Kruse; modelos e ‘influencers’ como Eugenia Silva y Dulceida; donostiarras con mando en plaza, como Cristina Garmendia, presidenta de Mediaset, y el director en punta, Oliver Laxe, feliz bajo su larga melena con la selección de ‘Sirat’ para el Oscar.

Luego hubo glamour añadido. La revista Vanity Fair y Armani organizan cada año una fiesta en Tabakalera con un escogido ramillete de invitados y esta vez coincidió con la inauguración. La fiesta oficial del Festival fue en el museo de San Telmo.

Juliette nos quiere

A Juliette Binoche, tan luminosa por la noche, le debió fallar la previsión meteorológica del móvil por la mañana: llegó con abrigo y visera a una Donostia que rondaba los 30 grados. La actriz francesa estuvo tan cálida como siempre: se paró con los aficionados, firmó fotos, sonrió… Hace unos días se mostraba feliz de volver «al más íntimo, amistoso y respetado» festival.

Porque el clima fue protagonista. La niebla que cubrió por la mañana Donostia desvió varios vuelos hasta Loiu, con retrasos en las llegadas y algunos festivaleros que llegaron tarde a sus citas. Pero el aterrizaje de invitados en el María Cristina fue continuo, con otro popular que derrochó firmas y simpatía: el sueco Stellan Skargsgard, conocido por papeles ‘serios’ como ‘Rompiendo las olas’ pero sobre todo por sus incursiones en Hollywood con ‘Mamma Mia’. Viene con ‘Valor sentimental’, el filme de Joaquim Trier en Perlak.

También Paul Danon, otro popular actor conocido por trabajos en ‘Batman’ y ‘Los Fabelman’, de Spielberg, está ya por Donostia con el lanzamiento de ‘El mago del Kremlin’, la historia sobre Putin dirigida por Olivier Assayas.

Pero son las gentes del cine español las que más animan a los cazadores de autógrafos en este arranque del certamen, desde un Pedro Almodóvar que volvió a proclamar su amor por la ciudad hasta un Antonio Resines que arrasa o la también popular Carmen Machi.

El Zinemaldia provoca estupendas situaciones. ’27 noches’, la película argentina inaugural, está basada en un libro de la escritora Natalia Zite. La autora se escapó hasta la librería Donosti, la librería donde rodó Woody Allen. «No solo es bellísima y sus dueños son amorosos, sino que tiene una selección exquisita», puso la escritora en su perfil de Instagram.