Buena semana para el BBVA en su OPA hostil clave para su plan de crecimiento. La prima negativa entre el precio de la oferta del banco vasco y la cotización de las acciones del Banco Sabadell había sido el principal argumento del equipo de la entidad catalana para que se rechazase la operación. Este indicador, que mide el coste / beneficio a corto plazo de un accionista del Sabadell de aceptar la oferta de BBVA, se llegó a estrechar con fuerza esta semana, pasando del -10% el viernes 13 a cerca del 5% el jueves. Pero este viernes ha vuelto a situarse en el 7,6%.
Pero el susto de mitad de semana no impidió el gran vacile de Josep Oliu durante la semana en la que además se hace evidente una cosa: puede que gane el Sabadell o el BBVA, pero quien seguro ganará será Hacienda, que además se cebará con los accionistas históricos del banco con sede en el Vallès.
Oliu se creció en una entrevista en Els Matins de TV3 el lunes. «Me han dicho que no llenan los dedos de una sola mano«, aseguró el presidente del Banco Sabadell, cuando la periodista Ariadna Oltra le preguntó cuántos accionistas habían acudido a la oferta durante los primeros días. Portavoces del banco catalán han declinado confirmar la cifra, que puede no resultar muy espectacular, pero hay que entender que en una OPA la mayoría de los accionistas esperan a la fase final para intentar forzar una subida de precio.
BBVA sigue asegurando que no subirá la oferta. Pero el mercado espera una subida. Por ahora la escalada sólo es publicitaria: la campaña del banco de Carlos Torres para que los accionistas acepten la oferta es omnipresente. Parece raro que menos de diez accionistas hayan aceptado. En todo caso, en otras entrevistas posteriores, como la que Oliu ha concedido a El Confidencial, el tono se ha moderado.
El BBVA siempre ha defendido que el mercado acabaría avalando su oferta haciendo coincidir el precio de los títulos del Sabadell con el de su propuesta, que supone pagar las acciones del banco catalán a 3,1 euros. Por ahora está pasando.
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Óscar Giménez
Tras un año de culebrón puede que gane el BBVA o que lo haga el Banco Sabadell, pero quien seguro ganará será Hacienda, la cual se ha mostrado especialmente voraz con la tributación de la operación. Al incluir un 10% del pago en efectivo, que se ha ido aumentando a medida que el Banco Sabadell iba repartiendo dividendos extraordinarios, la Dirección General de Tributos emitió una aclaración para dejar claro que a los que acudan a la OPA están sujetos a «la aplicación al consultante el régimen general del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas» y que la misma no tributa como un canje de acciones.
Los accionistas más castigados
Todos los que acudan a la OPA deberán tributar por las plusvalías obtenidas en la operación. Pero algunos más que otros. Estamos hablando del Banco Sabadell. En las juntas era un clásico el anciano accionista que se ponía en pie y narraba cómo su abuelo le había dado los títulos en acciones y que le había recomendado «nunca te vendas las acciones del Sabadell«.
Estos accionistas ya estaban antes de la salida a bolsa de 2001. Operaban en lo que se denominaba en los años noventa «mercado gris«, transacciones de títulos escasas –la doctrina de aquellos particulares era no vender nunca– y que se negociaban en ventanilla por el propio banco, con lo que la entidad en buena parte controlaba el valor de un modo un tanto artificial.
La OPA ante Hacienda no se considera un canje de acciones sino un venta con plusvalía
Estos pequeños inversores no pueden ahora demostrar a qué precio adquirieron sus títulos, por lo tanto, no se puede establecer qué plusvalía se ha obtenido. No hay registros. Ante esta situación, Hacienda concluye que todo el valor de la transacción es plusvalía.
Efecto perverso
El efecto de esta decisión resulta perverso. Por un lado, no afecta a los fondos de inversión y a los grandes inversores institucionales, los cuales entraron en el capital mucho más tarde y ya con la acción cotizando en una situación de normalidad. En cambio, impacta de lleno sobre el núcleo de accionistas más fiel de la entidad, muchos de ellos residentes en la propia ciudad de Sabadell.
Una vez aplicado este criterio tributario, estos accionistas tendrán que abonar al fisco más de lo que percibirán en metálico por la operación.
Una opción de estos accionistas es no vender. Pero en caso de que se imponga el BBVA deberían acudir a la segunda OPA, a riesgo de quedarse con unos títulos que no perderán el valor, pero que ya no cotizarán. Sería como volver al mercado gris de los noventa por la puerta de atrás. La mejor alternativa para ellos será vender sus paquetes y desde luego cumplir con sus obligaciones tributarias. Para ello, la OPA no es sólo una incertidumbre financiera, en la que de todas formas estamos todos los que seguimos la operación. Para ellos también supondrá su particular infierno fiscal.
Buena semana para el BBVA en su OPA hostil clave para su plan de crecimiento. La prima negativa entre el precio de la oferta del banco vasco y la cotización de las acciones del Banco Sabadell había sido el principal argumento del equipo de la entidad catalana para que se rechazase la operación. Este indicador, que mide el coste / beneficio a corto plazo de un accionista del Sabadell de aceptar la oferta de BBVA, se llegó a estrechar con fuerza esta semana, pasando del -10% el viernes 13 a cerca del 5% el jueves. Pero este viernes ha vuelto a situarse en el 7,6%.