Apple anunció el lanzamiento de iOS 26 como una oportunidad única: no solo serían capaces de dejar atrás la división entre sistemas operativos de la marca, sino que también tendrían la oportunidad de unificar todo bajo una misma visión. Hace unos meses, muchos vieron esta oportunidad como uno de los aciertos más grandes de la compañía. Ahora, ya con iOS 26 entre nosotros tras varias semanas disponible de forma exclusiva para los usuarios de la fase beta, el mundo tecnológico ha hablado: la nueva visión de Apple es un completo desastre.
Una parte importante de las quejas se han centrado en el aspecto estético. El nuevo diseño, una apuesta llamada Liquid Glass, cambia de forma radical la apariencia del iPhone. Para muchos, esta es la prueba definitiva de la escasa influencia de Steve Jobs en la vertiente artística de la firma norteamericana, ya que todo lo que introduce Liquid Glass va en contra de la visión que tenía el creador de la marca. De hecho, aunque Apple estaba preparada para recibir críticas, algunos medios señalan que estas han superado las expectativas que tenía la firma de la manzana mordida.
Por desgracia, el rediseño no es la única parte negativa que han ensalzado los usuarios. El rendimiento, antaño la piedra angular de los productos de Apple, también está en tela de juicio a raíz de la aparición de animaciones lentas, efectos de colores y transparencias que complican el uso del dispositivo. Así, los iPhone más antiguos son los más castigados, ya que este tipo de elementos no solo merma su rendimiento, sino que deja patente que el diseño de iOS 26 nunca estuvo pensado integrarse en cualquier smartphone de Apple que vio la luz antes de 2023.
iOS 26 genera polémica y controversia
A diferencia de la apuesta minimalista que siempre ha acompañado a la compañía, Apple ha centrado su confianza en una estética marcada por las burbujas que ha sido calificada como infantil y caricaturesca. Además, muchos usuarios han aprovechado sus perfiles en redes sociales para señalar una contradicción presente en iOS 26: mientras algunas partes del sistema apuestan por la translucidez, otras permanecen planas e impasibles ante los cambios. Como consecuencia directa de ello, muchos usuarios han sufrido problemas de legibilidad en notificaciones y menú, todo ello fruto del escaso contraste entre texto y fondo.
En relación a esto último, otros mencionan que los iconos aparecen borrosos bajo ciertos efectos visuales. Así, las voces más críticas contra la compañía también hacen hincapié en que el sistema exige más pasos para tareas básicas, una situación que se relaciona de forma directa con el excesivo consumo de batería del iPhone. Al tener activadas estas animaciones en segundo plano y utilizar recursos para enfatizar el contraste (nota importante: no se pueden desactivar), el procesador utiliza más energía y, por ende, el smartphone tiene menos autonomía.
A pesar de la existencia de críticas, algunos han querido defender la innovación de Apple en el terreno de los sistemas operativos. Para estos, se trata de una fase de adaptación, tal y como sucedió con la llegada de iOS 7 en 2013. De hecho, algunos expertos creen que Apple tiene la intención de mantener este diseño como base a largo plazo, razón por la que iOS 26 podría ser el pilar sobre el que se sustente la compañía en la próxima década. De momento, la marca da la oportunidad de reducir la transparencia o aumentar el contraste, pero no permite regresar al diseño anterior.
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