El diestro de Biota ya se encamina a hacer historia en el albero. Aarón Palacio ha recorrido una temporada llena de éxitos este año y muy pocas tempestades. A sus 20 años, se prepara para uno de los momentos más importantes en la carrera de un matador: tomar la alternativa.

Lo hará en una de las plazas con más belleza e historia del panorama como es Nimes el 20 de septiembre con Andrés Roca Rey como padrino y Pablo Aguado (en sustitución de José María Manzanares que iba a abrir el cartel) como testigo. Matará toros de la ganadería extremeña de Jandilla, pero detrás de ese día hay un proceso de constancia, esfuerzo y una pizca de suerte.



Muchos toreros a lo largo de la historia se han doctorado de esta profesión en la Arena de Nimes. En este anfiteatro romano tomó la alternativa Andrés Roca Rey, Román, Lea Vicens, Jesulín de Ubrique…

Pese a que Palacio salió de una familia poco aficionada a los toros, él tuvo claro desde el primer momento que no solo quería ser matador, sino que quería ser figura.

Este mundo da muchas vueltas y una fea cogida, una mala temporada o simplemente el desinterés puede hacer que pases de la retina de los aficionados al permanente olvido. Hay una frase bien grande en la Escuela Taurina de Madrid que describe muy bien esta profesión: «Llegar a ser figura en el toreo es casi un milagro». Una frase que los aspirantes a toreros ven cada día para que tengan en cuenta la cruel realidad de todo esto.

A pesar de ello, Palacio, por méritos propios, ha conseguido que su estilo esté presente en la retina de los aficionados con una temporada marcada por triunfos como en el de Madrid. El toreo, como en la vida, lo más difícil no es llegar, sino mantenerse. Pese a que la competencia cada vez esté más diluida, ya hay novilleros o semitoreros que apuntan a estar en los carteles en los próximos siglos. Algunos de ellos sin haber demostrado nada.

Por ello, y pese a que tomar la alternativa es un momento crucial en la vida de un torero porque sirve de colador para muchos matadores y muchos se retiran de la carrera por la falta de oportunidades. De momento, el aún novillero tiene dos fechas cerradas como torero tras la alternativa: el 9 de octubre en Zaragoza en un mano a mano con Sebastián Castella y el 21 de septiembre en Logroño junto a Diego San Román y Fabio Jiménez.

Palacio, junto con El Mene, son ese rayo de esperanza en la tauromaquia aragonesa que tantos años huérfana ha estado. Dos diestros que actualmente están en las ferias importantes y recuerdan que Zaragoza sigue estando en el mapa.

Desde el tendido, lo que se le achaca a este joven novillero es la falta de variedad de encastes. Algo que no es nuevo entre los que destacan en el escalafón. Principalmente mata animales de procedencia Domecq: nobles, poco exigentes y preparados para lucirse en la muleta. 

Criado en la Escuela Taurina Mar de Nubes, el año del de Biota ha sido casi espléndido. Dos orejas en Sevilla, una en Pamplona y la de Madrid. Zaragoza también fue partícipe de la inspiración de Palacio al cortar tres orejas en La Misericordia. Por el momento no ha dado ningún golpe en la mesa en el tablero taurino con una faena memorable, pero su teléfono sigue sonando. Buena señal.

Con Morante de la Puebla como ídolo, es consciente de la dificultad de este oficio, pero tiene dos elementos claves que le pueden hacer sobresalir entre sus compañeros: la cabeza y el don de la oportunidad. Lo primero no es una cosa menor a tener en cuenta, dado que muchos se dejan guiar por el devenir comercial de la fiesta, antes que por su buen hacer. Un devenir que solo transmite tragedia.

De este modo, cierra la temporada más importante de su vida y, bajo la atenta mirada de los despachos latinoamericanos, el 26 lo comenzará como matador de toros. Tiene competencia, pero él deberá elegir si la dirección de su carrera sigue caminando por la vía de la sinceridad o el adaptarse a los nuevos tiempos.