Es difícil calificar un film pequeño, menor, discreto como Small things like these como uno de los mejores del año. Dejémoslo por eso en uno de los más inesperadamente interesantes. La narrativa elíptica, intuitiva, desplegada por el director Tim Mielants hace que, en cierto modo, desvelar el meollo de la cuestión, el fenómeno que marca la vida del obrero del cabrón Bill Furlong (Cillian Murphy, en su regreso a la pantalla tras Oppenheimer) sea en cierto modo un «spoiler». El trauma que persigue a un personaje sombrio, atormentado, se convierte en un elemento igualmente misterioso en manos del actor. Murphy consigue hacer de lo ordinario, lo hierático, algo etéreo y atrayente, y el elemento de moralizante denuncia casi a la moda del film, un recurso totalmente justificado.

Producida por la empresa Artist Equity de Matt Damon y Ben Affleck, la película de Mielants, que en pocas semanas estrenará en Netflix otro alabado film protagonizado por Murphy, el drama Steve, aborda la tragedia de las lavanderías de la Magdalena en Irlanda. Sutil a la hora de desplegar sus flashbacks, que parecen adoptar al principio la forma de subtrama, no hay nada cínico en esta carta al trauma de un hombre que parece recoger sobre sus hombros el drama de su madre y miles de mujeres.


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Small things like these evita convertise en el típico film de denuncia, el enésimo drama grave de abusos, obviando precisamente todo aquello de lo que realmente habla (un reflejo, a su vez, de cómo se gestionó en la sociedad irlandesa un horror oculto pero a plena luz durante décadas). A cambio, se ofrece como un film infinitamente atmosférico, extrañamente acogedor en sus varias referencias dickensianas, y siempre comprensiva con un sujeto, Furlong, al que Murphy presta su habitual mirada penetrante. Resulta igualmente original que el guion deposite el dolor de las mujeres no en una de ellas, sino en un hombre sencillo marcado por esa tragedia y que no acaba de alcanzar una explicación.

En su sensibilidad herida, incluso en cierta cobardía, Furlong se niega o es incapaz de ver otra cosa, devolviendo cierta dignidad escamoteada en tiempos recientes a los antihéroes masculinos del cine. Todo sucede en los márgenes en Small things like these, que añade un plus de misterio al horror cotidiano y por eso mismo genera más efecto en el espectador.