Un rato de conversación con Marco Pérez sirve para descubrir que tiene algo distinto. No tiene edad aún para sacarse el permiso de conducir, pero … este jovencísimo torero ya se enfrenta a morlacos de más de 500 kilos con asombrosa facilidad. Tanto dentro como fuera de la plaza, domina la situación con una inteligencia impropia de su exigua experiencia vital. Todo apunta que el salmantino es uno de los elegidos para mandar en la fiesta. Verlo vestido de calle, con su porte juvenil de los 17 años, me hace preguntarle, antes que nada, por los estudios. Acaba de terminar con éxito el Bachillerato. «Todo bien. Ahora más tranquilo que durante el curso, centrado al cien por cien en los entrenamientos y en la temporada, que está siendo muy intensa», resume.
–¿Le apetece seguir estudiando?
–Mi objetivo, y así me lo han inculcado mis padres siempre, ha sido estudiar alguna carrera universitaria. Sobre todo tener formación, porque creo que hoy en día es más importante que nunca estar preparado y saber defenderte públicamente. Sí me gustaría, pero sí que es cierto que el toreo hace que estés las 24 horas muy metido y centrado, por lo que es muy difícil compaginarlo. Lo intentaré, aunque tenga que ir poquito a poco.
–Mientras sus compañeros de clase han disfrutado del verano usted lo ha pasado toreando. ¿Le gusta visitar y descubrir los sitios donde torea?
–Me gusta llegar la noche antes y pegarme un paseo por la mañana por el centro de la ciudad. Este verano, en los sitios del Mediterráneo donde he toreado, incluso me he podido dar algún bañito en la playa. No me gusta encerrarme en la habitación. Me gusta disfrutar y conocer los lugares en los que toreo.
–Se presenta en Murcia como matador tras sorprender como novillero, con una corrida de toros de Juan Pedro Domecq, con Castella y Emilio de Justo
-Un cartel muy bonito. Me siento un privilegiado de ocupar un puesto tan importante en una feria como Murcia, que despierta tanto interés a nivel internacional. El año pasado pude comprobar la entrega y la pasión de su afición y lo he ido contando por todos los sitios donde he toreado. Murcia es de las aficiones más calientes y apasionadas que he conocido. Es una de las fechas marcadas en mi calendario este año.
–Torea casi todos los días este mes de septiembre.
–Me siento muy muy afortunado por el hueco que se me está abriendo en los carteles. Creo que estoy respondiendo, lógicamente con muchos errores en cada tarde y con mucho que evolucionar, pero creo que con actitud e intentando seguir mi estilo estoy resolviendo la papeleta, pues también me supone bastante presión responder todos los días a esas expectativas.
–Eso le iba a preguntar. ¿Siente la presión?. La etiqueta de niño prodigio ya no sirve para competir con las grandes figuras…
–Competir con las figuras ya son palabras mayores. Para competir tienes que intentar ponerte al nivel de maestros a los que admiro y que llevan 15 o 20 años como matadores de toros con muchísimo bagaje. Es verdaderamente difícil y lo estoy supliendo sobre todo con esa motivación y esas ganas de triunfar día a día.
–Hablando de presión, la tarde de despedida de novillero en Madrid fue durísima. Le exigieron como a una figura del toreo consagrada. Hizo un gran esfuerzo que no tuvo recompensa al no acertar con la espada.
–Creo que ha sido la tarde clave de mi temporada, no a nivel de trofeos pero, personalmente, interiormente, creo que ha sido la que más me está dando de cara a afrontar estos compromisos, la que más me ha hecho crecer y la que verdaderamente me ha hecho ganarme el respeto no solo de la afición sino de todos los maestros, ganaderos y profesionales del mundo del toro que los días posteriores a la novillada me llamaron mostrándome su respeto y su admiración. Fue una tarde muy dura pero que recuerdo con mucho cariño y que va a quedar ahí para siempre, pues me ha hecho forjar un carácter necesario.
–¿Le sirvió para disfrutar más de su alternativa en Nimes?
–La de la alternativa, psicológicamente, fue una tarde más dura. Aún estando muy orgulloso de la tarde de Madrid, al final se levantan muchos rumores. Yo intento estar al margen de lo que habla la gente, tanto si es bueno como si es malo, y centrarme con mi entorno que al final son los que me dicen la verdad y los que me hacen crecer. Pero sí que es verdad que vienes con el ronroneo de que no has triunfado en una apuesta muy importante y necesitaba el triunfo. Además, la corrida era televisada en el escenario idílico para las alternativas, con dos maestros como Morante y Talavante que esa tarde precisamente no se dejaron nada, de rodillas, de pie… Mi primer toro, que fue noble, no tiró para adelante y no le pude cortar la oreja y hasta que salió el sexto la tarde se me hizo eterna. Era consciente de que tenía que triunfar, que era mi oportunidad y que no se me podía ir. Gracias a Dios ese sexto toro me permitió vaciarme y al final la tarde fue un conjunto de mucha alegría y de muchas emociones desbordadas.
–Tomada la alternativa, se presentó en su tierra mano a mano con Morante, con triunfo de ambos, pero le paró en seco la corrida de Alicante, con una cogida y una fractura de cadera. ¿Cómo se encuentra?
–Bastante bien. Ha sido un proceso largo, de mucha paciencia, de recomerme por dentro por no poder torear. Perdí 10 festejos y me dio mucha rabia. Por buscarle el lado positivo, me vino bien para asimilar todo lo que estaba pasando, porque venía de vivir momentos de mucha adrenalina. Me vino bien para pensar y salir todavía con más ganas. Me encuentro fuerte, recuperado y con mucha ilusión.
–Con 6 años ya estaba toreando. Precoz no, lo siguiente.
–Eso me ha ayudado a ir asimilando muchas cosas e ir cogiendo esa facilidad. Para mí era algo normal. Lo que pasa es que no es fácil, porque se va despertando mucha ilusión y se van creando muchas expectativas, y es difícil estar a esa altura. Supone mucha presión, porque no dejo de tener 17 años y es mi primer año como matador y me queda mucho oficio y muchas cosas por afinar para ir mejorando. Soy consciente de que es una carrera un poco especial y que tengo una oportunidad que no se me puede ir.
–¿El dinero está para usted en un segundo plano?
–Totalmente. Es cierto que es una motivación más, pero en mi caso, con esa mentalidad un poco de adolescente, ahora mismo lo prioritario no es ni mucho menos el dinero. Además, ahora veo a mis amigos empezando el curso en la universidad y yo tengo la suerte, entre comillas, de estar ya como trabajando en lo que he soñado siempre y en lo que me gusta. Me siento un privilegiado. Más que el dinero, por ejemplo, me reconforta pasear con mis amigos por el centro de Salamanca y que me pidan una foto. No se trata de chulear, pero me da orgullo.