El ciclismo es capaz de cambiar vidas. De generar espacios en los que sentirse uno mismo y ayudar a personas que, en ocasiones, sufren en silencio porque sienten que no encajan. Buena muestra de ello es el cortometraje El último vuelo del tándem que, impulsado por Escuela Ideo, relata una emotiva historia de inclusión y solidaridad a través de pedaladas.
El documental, que fue presentado en el II Congreso Deporte en Positivo de AS y ha salido a la luz esta semana en YouTube con motivo de la Semana de la Movilidad, tiene como protagonista a un viejo tándem llamado Órbita que resultó ser la solución perfecta para que niños con diversidad funcional pudiesen realizar las bicicletadas que organizaba el centro junto a sus compañeros sin quedarse atrás y sentirse apartados.
De esta forma, Órbita se convirtió en una puerta hacia la felicidad para niños como Jaime y Gonzalo, que sufren una hemiparesia (debilidad o falta de masa muscular en un lado del cuerpo), o Sergio, con una enfermedad rara que le produce hipotonía (bajada de tono muscular que limita la posibilidad de hacer esfuerzos físicos de forma continuada).
Con la ayuda de sus profesores David Martín y Pablo Llobera, comenzaron a “volar”, “sentir el aire y la naturaleza en sus caras” y “creer que podían ir junto a sus compañeros y no a 100 kilómetros de ellos”, permitiendo sentirse parte del conjunto y dando lugar a algunos de los mejores recuerdos de su etapa escolar.
Sin embargo, el paso de los años no perdona y Órbita comenzó a “hacer ruidos por todas partes” y dar la sensación de que “en cualquier momento se podía partir en dos”, según sus usuarios más acérrimos. Fue entonces cuando Martín y Llobera plantearon el reto del que se nutre el documental: recorrer 100 kilómetros sobre él para recaudar fondos y comprar un nuevo tándem para los niños que viniesen detrás.
La idea cogió forma y, durante una mañana fría y lluviosa, ambos educadores decidieron montarse en el tándem para, acompañados por varias familias en sus bicicletas, cumplir el desafío y despedirle como se merecía por diferentes carriles bici madrileños.
Durante ese recorrido, varios alumnos relatan las experiencias vividas a bordo de Órbita mientras que los padres involucrados en el proyecto desvelan la importancia que el viejo tándem ha tenido en las vidas de sus hijos.
“Son escalones que hay que ir subiendo y, cuando llegas a la cima y ves el horizonte, eso te da la capacidad de prever un futuro. Tienen que ser autónomos pese a que tendamos a sobreprotegerlos. Es beneficioso que se esfuercen”, comenta el padre de Gonzalo, que además fue quien compró y donó el tándem a la escuela. “Estos niños necesitan que crean en ellos para poder avanzar, los que vengan detrás van a vivir una historia muy bonita”, relata la madre de Sergio entre lágrimas.
Tras alcanzar los 100 kilómetros entre “pedaladas de felicidad e inclusividad”, según Martín, el cortometraje muestra escenas de celebración con las que se ‘despide’ a Órbita. Un adiós emotivo que sirvió para dar paso a otro tándem que, a día de hoy, ya hace ‘volar’ a nuevos alumnos de Escuela Ideo que lo necesitan.
Los participantes completaron el resto por carriles bicis como los de Colmenar Viejo o El Pardo.El último vuelo del t
El último vuelo del tándem es un ejemplo más del poder inclusivo del ciclismo, un deporte que promulga valores como la solidaridad, el trabajo en equipo y la superación para mejorar la vida de las personas.
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