[Este artículo contiene SPOILERS de ‘EL REFUGIO ATÓMICO’]

Uniformes que podrían reconocerse en cualquier lugar, romance juvenil, oscuros secretos del pasado, sexo, robos y el apocalipsis. Si algo está claro, es que Netflix sabe cómo crear una ficción que nos mantenga enganchados a la pantalla. De los creadores de La casa de papel, El refugio atómico tenía todas las papeletas para obsesionarnos y, tras su estreno el 19 de septiembre, lo hemos confirmado: en un total de dos días ya nos hemos visto sus ocho episodios.

Hay algo gustoso en ver sufrir a los ricos. Esa es la premisa con la que juega la nueva propuesta de la plataforma, la cual nos presenta un mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial en la que solo aquellos millonarios capaces de pagar su lugar en un búnker a 300 metros bajo tierra serán capaces de sobrevivir. Pero, ¿qué pasa cuando dos familias enfrentadas se ven forzadas a convivir entre cuatro paredes de lujo? ¿Se puede perdonar a tu enemigo? ¿Convivir con él? ¿Enamorarte, incluso?

Matrimonios acabados, amantes, venganzas, redenciones, revelaciones… Sin olvidar el robo de 900 millones de euros en Bangkok. ¿Qué no ha pasado en esta temporada? Analicemos, pues, todas las tramas que se nos han presentado, finales felices, infelices y todo lo que queda todavía por descubrir.

La historia de Minerva, Roxán y la verdad sobre el búnker

Es al final del primer episodio en el que descubrimos la verdadera trama de El refugio atómico y es que, como a los millonarios que se quedan atrapados en el Kimera Underground Park, a nosotros Netflix también nos engañó. El apocalipsis no es real. Nunca lo fue. En realidad, el búnker es el inicio del final de un plan que Minerva (Miren Ibarguren), la directora, lleva organizando desde hace años para convertirse en millonaria a costa de los ricos.

Abandonada de pequeña junto a su hermano (Álex Villazán) por una madre que no quiso hacerse cargo de ellos, descubrimos que estos vivieron toda su vida siendo los raritos del colegio. Ya de mayor, y tras refugiarse en los estudios para sobrevivir, Minerva ideó el plan perfecto para hacerse rica: estafar a los millonarios con un búnker bajo tierra que ellos mismos financiarían mientras ella les robaba todo el dinero. Para llevarlo a cabo, solo necesitaba la inteligencia de su hermano.

A base de flashbacks, vemos cómo el personaje de Ibarguren crea el Kimera Underground Park, una enorme construcción con la que consigue recrear el fin del mundo (haciendo a sus víctimas creer que deben quedarse allí atrapados para siempre) y liderada por Roxán, la inteligencia artificial creada por su hermano capaz de escuchar, ver e imitar hasta el más mínimo detalle cada expresión facial y muletilla de cada uno de sus huéspedes.

Sin contacto con el exterior, con los móviles requisados y controlados por Roxán (quien contesta whatsapps y videollamadas) y con millonarios creyendo que no queda nada a lo que volver fuera del búnker, solo queda proseguir con el plan para robarles todo el dinero. ¿Qué podría salir mal?

El robo a Oswaldo gracias a un unicornio

A mitad de la serie descubrimos en qué consisten los robos que Minerva pretende llevar a cabo gracias a un unicornio, palabra que, en el mundo empresarial, se utiliza para aquellas compañías jóvenes cuyo valor se estima en mil millones de dólares, pero cuyo capital está en manos de unos pocos. Una inversión a futuro, vamos.

El plan, pues, es sencillo: crear un unicornio que los millonarios quieran comprar. Para ello, es necesario engañar a los socios, amigos y familiares de aquellos que están encerrados en el búnker. Oswaldo es uno de ellos.

Gracias a Roxán, Minerva y su equipo son capaces de contestar las llamadas que Oswaldo hace a Guillermo (Joaquin Furriel) en las que la inteligencia artificial le cuenta al socio del millonario que ha encontrado un unicornio en Bangkok que hay que comprar. Oswaldo debe ir allí y firmar los papeles por 900 millones de euros. 

Para asegurarse de que lo hace, Minerva orquesta la creación de una empresa falsa, así como una noche de locura en Bangkok que Oswaldo no solamente no olvidará, sino que hará que al día siguiente esté demasiado cansado como para leer detenidamente los papeles que está firmando.

Una vez hecha la transacción y con Oswaldo en su avión privado de vuelta a España, Minerva ordena desmantelar la empresa de Bangkok. Sin embargo, el socio de Guillermo se da cuenta del engaño al comprobar que ni la empresa, ni el club nocturno, ni las personas que conoció la noche anterior existen de verdad, y decide volver para comprobar sus sospechas.

Al encontrarse con el edificio vacío, y tras haber visto en más de una ocasión el nombre de Roxán y del Kimera Underground Park entre los papeles de su compañero, descubre que aquel con el que habla por teléfono no es su amigo y amenaza con denunciarlo. Sin embargo, el equipo de Minerva lo mata en las calles de Bangkok antes de que pueda hacer la llamada.

Las infidelidades entre familias

Dentro del búnker, las cosas no están menos complicadas. Los adultos tienen sus propios problemas que nada tienen que ver con el dinero. Por un lado, los padres de Max (Pau Simón) se divorcian después de que su madre (Natalia Verbeke) admita que nunca estuvo enamorada de su padre (Carlos Santos). 

Por el otro, descubrimos que Guillermo, el padre de Asia (Alícia Falcó), es un infiel de manual que se casó con su amante Mimi (Agustina Bisio) después de que su mujer se suicidase tras la muerte de su hija. Pero la cosa no termina ahí, y es que resulta que la madre de Max y el padre de Asia llevan teniendo una aventura durante 28 años, algo que ella quiere contar al mundo, pero que él se niega a hacer.

Así, la amistad entre ambos padres se rompe definitivamente cuando se descubre que el padre de Asia amenazó a su amigo para que testificase contra su propio hijo en el juicio, mientras que este descubría que su mujer le era infiel con él gracias a la llamada que la madre de Asia le hizo antes de suicidarse, donde le dijo que había descubierto la infidelidad y que ya no lo aguantaba más.

En cuanto a los jóvenes de la familia, poco a poco, Asia se va dando cuenta de que siempre estuvo enamorada de Max, mientras que Max lucha por descubrir qué está pasando en ese búnker y lidia con la verdad: que su madre no es la persona que él pensaba, que sus padres no se querían y que él fue un parche para intentar mantener el engaño de un matrimonio fallido.

¿Consigue Max salir a la superficie? ¿Qué pasa con Asia?

Todo se complica cuando Mimi cae enferma tras descubrir las infidelidades de Guillermo, dejarle y juntarse con la abuela de Max (Montse Guallar). En un intento de redención de Max, a quien Guillermo le dice que no soportaría volver a ver a otra mujer de su familia morir, y convencido de que no existe la radiación que Minerva les ha dicho que hay en la superficie, el joven decide salir a buscar un hospital donde se pueda tratar la enfermedad de Mimi.

Para ello, convence a Asia para que le ayude, inventándose una relación romántica que les permitirá pasar tiempo juntos para idear un plan mientras engañan a Minerva y Roxán. Así, consiguen desconectar a Roxán el tiempo suficiente para poder crear una bomba casera que sirva de distracción para que Max suba por las escaleras de emergencia hasta la superficie. Mientras tanto, Asia debe volver a contectar a Roxán antes de que vean que Max a desaparecido.

Sin embargo, Minerva se da cuenta del engaño y manda a uno de los vigilantes en busca de Max, pero este ya se encuentra delante de la puerta que da al mundo exterior. Conectados por un pinganillo, Asia le advierte de que Mimi ha fallecido, decide confesarle su enamoramiento desde niña y él le contesta que piensa salir igualmente y que ella es «lo más bonito que queda en este mundo». 

La serie finaliza con Max prometiéndole que, si hay vida ahí fuera, volverá a buscarla y, en la última escena, vemos cómo su cara se ilumina con la luz del sol cuando las puertas se abren frente a él. ¿Conseguirá ver qué hay más allá del búnker? Habrá que esperar a una posible segunda temporada para descubrirlo.