Los delanteros viven del gol. Es una frase ya arraigada a la sabiduría popular futbolística que no por recurrente deja de ser cierta. El ariete juega por y para marcar. Tiene la portería entre ceja y ceja. Y si no transforma, puede que incluso el hecho de aportar en otras facetas acabe minando su confianza si el trabajo no viene acompañado del grito sagrado.

 

El propio Antonio Hidalgo apeló a esta cuestión en la previa del encuentro entre el Deportivo y el Huesca, cuestionado por el debate entre seguir apostando por Samuele Mulattieri o premiar el hat-trick de Zakaria Eddahchouri en Mendizorroza con la titularidad frente al cuadro oscense. El preparador despejó el balón recalcando que cualquiera de sus dos puntas sería más feliz marcando que jugando los 90 minutos. Fue una preparación de terreno para darle continuidad al plan que funcionó ante el Mirandés: titularidad para el italiano, papel de revulsivo para el neerlandés. No le pudo salir mejor la apuesta a Hidalgo.

 

Porque Zaka se fue con un nuevo gol que le convierte en el virtual ‘Pichichi’ de la categoría. El ex del Telstar volvió a aprovechar sus minutos desde el banco para demostrar puntualidad y apuntillar el marcador. Eddahchouri se llevó la fama, sí. Pero previamente, Samuele Mulattieri había cardado la lana.

 

No se puede entender la goleada del Deportivo al Huesca sin el papel del ariete transalpino. El futbolista cedido por el Sassuolo -el club blanquiazul tiene sobre él una opción de compra, que se convertirá en obligatoriedad en caso de alcanzar el ascenso y que se cumplan una serie de cláusulas relacionadas con el rendimiento individual- ofreció un clase magistral de lo que es ser delantero centro. Samuele fue el faro ofensivo del Deportivo. A pesar de irse sin gol ni asistencia, participó de manera decisiva en los tres tantos con los que su equipo se fue de renta al descanso. 

 

Clave en el 1-0 para provocar la diana en propia meta de Carrillo, ejerció literalmente de ariete contra Piña en el 2-0 que transformó un pillo Mella y colocó de cabeza en el balcón del área a Luismi Cruz para que su zurda se inventase un pase imposible al diablo santiagués. “Es tuyo, es tuyo”, le reconocía el artista de la coleta a su compañero italiano durante la celebración del 3-0. No era para menos.

 

Y es que en la extraordinaria primera mitad del Dépor tuvo mucho que ver la influencia de Mulattieri. El italiano fue delantero centro, sí. Pero ejerció ese papel con el matiz de caer mucho hacia el pasillo derecho ofensivo de su equipo. Con Luismi ejerciendo de mediapunta por dentro y Yeremay de segundo punta por la izquierda, Antonio Hidalgo pretendía que el italiano se emparejase lo máximo posible en ataque y en defensa con Sergio Arribas, un central zurdo de 22 años y con unas fabulosas condiciones físicas. La mezcla parece propicia para rendir en la categoria. Pero curiosamente, esos ingredientes son los que le acabaron provocando un exceso de optimismo que el Deportivo y, en especial, Samuele, le hicieron pagar caro.

 

Sucedió así en el primer gol, con apenas siete minutos cumplidos en el marcador. ‘Mula’ apenas había aparecido en el partido, más allá de un par de fabulosas presiones con las que había incomodado al propio defensor burgalés. El Dépor empezaba a avasallar al Huesca a base de ese trabajo sin balón, pero apenas se había asomado a la portería de Dani Jiménez. Hasta que en un saque de banda, el equipo fabricó un aclarado para el italiano. 

 

Mella al apoyo y Mulattieri a la ruptura, paralelo a la línea de cal y con Arribas respirándole en la nuca. Con el balón aún dividido, el zaguero visitante entendió que era el momento oportuno para cuerpear a su par y sacarlo del campo. Craso error porque el italiano, ya en carrera, ni se inmutó ante el placaje, que acabó con Arribas por los suelos y el ‘7’ blanquiazul controlando con la izquierda para ganarse todavía más tiempo y espacio, apurar hasta los últimos diez metros del campo y colocar un balón raso para la llegada de Yeremay. Era la oportunidad para que el canario anotase su segunda diana del curso, pero lo que llegó fue el tanto en propia de Carrillo, exigido a un cara o cruz para evitar el tanto. Yeremay se fue sin gol; Mulattieri, sin asistencia. Pero el Deportivo mandaba 1-0 gracias a la hábil y poderosa jugada del punta de La Spezia.

 

A partir de ese primer tanto, el Dépor comenzó a mandar de manera todavía más clara en el partido. Y Mulattieri se hizo dueño y señor de su zona. Más allá de su extraordinario trabajo sin balón para ayudar a ahogar al Huesca, el italiano ejerció de boya cada vez que su equipo debió mirar lejos. Receptor de los saques de banda en campo rival gracias a su habilidad para quedarse el balón si puede recepcionar estabilizado, permitió ganar metros a los suyos también en el juego directo. Los datos reflejan que solo imperó en tres de sus ocho duelos entre terrestres y aéreos. Las sensaciones, dictaminan lo opuesto. Porque tuvo capacidad para entender qué necesitaba el equipo de él en cada momento y aparecer en la zona indicada para dárselo. 

 

Dépor   Huesca. Fotos Quintana  (14)Mulattieri, ganando un duelo de cabeza | Quintana

 

En el minuto diez domesticó un balón largo cayendo a la derecha para ganarle el duelo al lateral Julio Alonso. En el quince, estuvo lo suficientemente cohesionado a nivel colectivo para recepcionar como más cercano una recuperación de Ximo y conducir una contra que acabó en disparo propio, repelido por la zaga a córner. En el 23, desahogó al equipo con un nuevo baile cercano a la línea tras un saque de banda. Esta vez con Piña, al que aguantó las embestidas hasta acabar generando una una óptima falta para su equipo en tres cuartos. En el 29, amansó con el pecho un despeje de los suyos para iniciar una nueva transición ofensiva. En el 38, dejó atrás a Alonso por piernas tras caer de nuevo a la diestra como receptor al pase de Parreño en un nuevo contragolpe. Acciones tan puntuales como decisivas en el guion para ir desnivelando, poco a poco y cada vez más, el partido a favor del combinado local.

 

Por aquel entonces, ya el colectivo blanquiazul ya mandaba por 2-0, después de que Mella aprovechase la indecisión de Arribas tras disputar ‘Mula’ el balón aéreo con Piña y acabar ambos por los suelos. Tuvo su influencia el transalpino en el segundo gol, pero sobre todo fue protagonista en el tercero, al acudir a la zona de Piña a tocar un golpeo directo de su meta. Con Arribas a la espalda y una nueva falta de entendimiento, Samuele no solo se hizo ganador del duelo, sino que le dio sentido a su cabezazo al habilitar la llegada de Luismi Cruz en segunda línea. Luego, el andaluz y Mella hicieron el resto.

 

Sacando a relucir sus virtudes

Al límite del cuarto minuto de añadido del primer tiempo, Mulattieri volvía a ser decisivo para completar un acto inicial en el que sacó a relucir casi todas sus virtudes. Su juego de espaldas fue sobresaliente. Bien estabilizado es un delantero extraordinariamente ganador por su fortaleza, su capacidad para manejar el cuerpo como elemento de protección del esférico, su elasticidad y su depurada técnica. Las reminiscencias lejanas con Ibrahimovic no tienen que ver solo con su look y su declarada admiración por el exdelantero sueco, claro. Pero también amenazó al espacio gracias a su poderosa arrancada y molestó por alto, en un arte en el que no es el que más sobresale pero desde el que puede sumar.

 

 

 

El Deportivo ganaba 3-0 y Mulattieri, sin sumar en el marcador de manera directa, había sido alfa y omega para su equipo. Lo fue menos en el segundo acto, en el que le costó más ganar batallas aunque buscó el gol en una gran acción más propia de un ‘pivote’ de balonmano recibiendo un nuevo saque de banda en el área y fabricándose a la media vuelta el espacio para un disparo que, eso sí, era demasiado optimista. No encontró ahí la diana y su pelea constante con Kortajarena en los córners le acabó costando una tarjeta que fue la señal definitiva para que Hidalgo le diese descanso. 

 

El premio en forma de gol no llegó, pero el trabajo estaba más que hecho después de haberse llevado a la escuela a los defensas del Huesca en una clase magistral de delantero centro. Quizá Samuele se quedase con un sabor agridulce en lo individual, pero los ‘jugones’ que tiene por detrás agradecen el máster del ariete con el que el colectivo alcanzó la matrícula de honor.