Con la emoción y el talento de siempre, pero con algunas novedades. Así se estrenó este viernes en Antena 3 la duodécima edición de La Voz. Más de un millón de espectadores asistieron a la gala inaugural, que fue líder de audiencia entre las ofertas televisivas del prime time.
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El programa ha dado la bienvenida a dos nuevos coaches (Mika y Sebastián Yatra) y ha introducido algunos cambios de mecánica importantes. Los coaches tienen ahora a su disposición dos nuevas herramientas (el ‘megabloqueo’ y el ‘botón del arrepentimiento), y los concursantes podrán aceptar el reto del ‘llego y canto’.
Y eso (llegar y cantar) es lo que hizo Jonny. Aunque no fue seleccionado en la fase previa del casting, él fue uno de los pocos afortunados que sí pudo subirse al escenario de La Voz. Lo hizo, además, sin saber que le iban a dar esta oportunidad. Subió al escenario con los ojos vendados y agarrado al brazo de su hermano.
Al quitarse la venda, Jonny se quedó en shock, abrumado por las cámaras, los focos y el público de ese gigantesco plató. Los coaches le daban la espalda mientras especulaban con la identidad del concursante. Eva González le explicó las normas: si aceptaba el reto, tendría que cantar cualquier tema improvisado. Esa era la única condición.
El joven no se lo pensó dos veces. Agarró una guitarra y eligió –suponemos– su canción preferida: Yellow de Coldplay. Pocos segundos después de tocar los primeros acordes, Pablo López apretó el botón rojo. Jonny estaba dentro del concurso. Mika fue el segundo en darse la vuelta. Y no fueron los únicos: Malú y Sebastián Yatra giraron sus asientos antes de que terminara la actuación.
Jonny hizo pleno de coaches. Quién le iba a decir a él que, tras la decepción inicial del casting, después se vería en la situación más deseada por todos los talents: la de tener que elegir un mentor entre estas cuatro estrellas de la música. Se lo pensó mucho, pero finalmente eligió a Yatra.
Una gala cargada de rivalidad entre los coaches
La gala inicial de la nueva temporada de La Voz tuvo otros momentos memorables. La actuación de Sheila, por ejemplo, gustó a todos los coaches y ocasionó la máxima rivalidad entre ellos. Primero, Pablo López bloqueó a Malú y, después, Sebastián Yatra hizo lo propio con López.
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Pero el colombiano sabía que Mika tenía la última palabra: si este utilizaba el superbloqueo, Sheila no tendría más remedio que entrar en el equipo del británico. Y eso fue lo que acabó ocurriendo. “No soy la opción evidente, pero soy la opción acertada”, le dijo el artista, sabiendo que ella, quizá, hubiera preferido integrarse en otro grupo. En cambio, Sheila se mostró encantada con su padrino: “¡Muchas gracias! Estoy muy contenta de estar en tu equipo, eres increíble”. Eso sí, Pablo López hizo una advertencia a su compañero: “Sheila es de la misma ciudad que yo y te la voy a ‘robar’ en algún momento”.