El futuro del ciclismo parece peligroso tras lo visto en la Vuelta

La Vuelta a España 2025 deja un precedente inquietante para el ciclismo: la constatación de que una gran vuelta puede ser interrumpida, incluso desbordada, por protestas políticas de gran escala.

Lo ocurrido en Madrid, con miles de manifestantes tomando las calles y obligando a cancelar la etapa final y el podio, espero que no, pero es ya un punto de inflexión.

El ciclismo, por su naturaleza de deporte en carretera abierta y sin barreras, es mucho más vulnerable que otros deportes.

CCMM Valenciana

Esa cercanía con los aficionados, que siempre se vendió como parte de su encanto, ahora se revela como su mayor debilidad.

En la Vuelta vimos desde ciclistas Imagehasta etapas neutralizadas por la irrupción de manifestantes.

Lo que antes parecían incidentes aislados —granjeros en Francia, ecologistas en el Tour— ahora se ha convertido en una amenaza global y organizada.

El gran temor es que otros colectivos tomen nota: si unas protestas bien coordinadas han conseguido detener una de las tres grandes vueltas y llamar la atención mundial, ¿quién garantiza que no vuelva a suceder?

La sensación en el pelotón y entre los organizadores es que se ha abierto una puerta peligrosa.

Como dijo un responsable de la Vuelta: “Esto es un antes y un después. El ciclismo ha quedado expuesto”.

Las consecuencias van más allá de lo deportivo.

Hay dudas sobre la seguridad de los corredores, que se vieron insultados, empujados e incluso agredidos.

También sobre la viabilidad de mantener el formato actual: carreteras abiertas, miles de kilómetros, poca separación entre público y pelotón.

Algunos ya se preguntan si habrá que replantear el modelo con mayores restricciones, más policías o incluso limitar etapas.

Pero eso iría contra la esencia del ciclismo.

El otro gran riesgo es que las grandes vueltas se conviertan en escaparate de conflictos ajenos al deporte.

En esta edición, el debate ya no era sobre la carrera, sino sobre Gaza, Israel y la política internacional.

Eso desgasta a patrocinadores, organizadores e instituciones, y podría afectar a la imagen y al futuro económico del ciclismo profesional.

Leemos que con el Tour de Francia 2026 arrancando en Barcelona, la sombra de lo vivido en la Vuelta es larga.

Si no se toman medidas, cualquier grupo puede aprovechar esta debilidad para imponer su mensaje.

Lo ocurrido este año no solo ha cambiado la historia de la Vuelta, sino que ha dejado claro que el ciclismo, por su formato único, está más expuesto que nunca a ser utilizado como escenario de presión y protesta.

Imagen: Unipublic / Cxcling Creative Agency