Tras dos meses de sorprender a todos con un íntima ceremonia religiosa en Madrid, Pablo López y Laura Rubio han vuelto a sellar su amor, esta vez con una celebración por todo lo alto en plena Sierra de Cádiz. La pareja eligió la finca La Casería de Tomillos, ubicada en Alcalá del Valle, para reunir a sus familiares y amigos en un enlace civil, eso sí, bajo absoluta discreción.
La ceremonia comenzó sobre las siete de la tarde, justo cuando el sol empezaba a ocultarse en las colinas gaditanas. A comparación de su primera boda, la pareja se animó a posar para los medios que se aproximaron al recinto e incluso, el cantante brindó algunas palabras de agradecimiento. «Agradecidos por todos. Es una cosa natural y sencilla. Estamos con familias, amigos, con libertad y amor. Os damos las gracias por estar aquí», expresó.
La regla de oro: sin móviles
Con la misma discreción que caracteriza a Pablo y Laura, una de las normas impuestas fue que ningún invitado podía acceder a la ceremonia con el teléfono móvil. Los cerca de 300 asistentes entregaron sus dispositivos a la entrada, en un gesto con doble propósito. Por un lado, preservar la intimidad de la pareja y, por otro, permitir que cada invitado viviera la fiesta sin distracciones, disfrutando al máximo de la música, la comida y el ambiente festivo.
Los invitados llegaron en autobuses hasta la finca, donde les aguardaba una cuidada decoración, un menú exquisito y sorpresas musicales preparadas por los propios novios. Días antes, Pablo y Laura habían pedido a cada asistente que eligiera su canción favorita, un detalle que convirtió la pista de baile en una banda sonora personalizada. Según expertos en organización de eventos, el presupuesto de la velada podría haber rondado los 30.000 a 40.000 euros.
GTRES
Pablo López y Laura Rubio, se conocieron en 2017 en ‘La Voz’, cuando ella era concursante y él, su coach. Desde entonces, su relación ha transcurrido con discreción, lejos del foco mediático. Con esta segunda boda, mucho más multitudinaria que la primera, han demostrado que la intimidad y la alegría compartida no son excluyentes. Y es que, aunque el enlace brilló con luz andaluza, lo que quedó claro es que su mejor música sigue siendo la complicidad que los une.
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