Impresión artística de un asteroide. Se ha descubierto otro miembro del grupo de asteroides Arjuna: objetos cercanos a la Tierra que siguen órbitas similares a la de la Tierra. Zeus Valtierra Zeus Valtierra Meteored México 21/09/2025 07:29 8 min

Un nuevo protagonista se ha sumado a nuestra familia. Se trata del asteroide 2025 PN7, un cuasisatélite terrestre descubierto recientemente que no es una luna como tal, sino parte del grupo de asteroides Arjuna, cuerpos rocosos que se mueven en trayectorias muy similares a la órbita de la Tierra.

El hallazgo recuerda a lo sucedido en 1991, cuando un objeto llamado 1991 VG despertó todo tipo de especulaciones, cuando incluso algunos llegaron a sugerir que podía ser una sonda extraterrestre, aunque se trataba de un asteroide natural, nada fuera de lo común.

Es normal que al descubrir un nuevo vecino cósmico surjan conjeturas y teorías. Con el tiempo y mejores observaciones, se confirma que los llamados Arjuna son asteroides cercanos a la Tierra, integrantes de un enjambre orbital que danza a nuestro alrededor sin ser capturados como lunas auténticas.

Estos objetos comparten parámetros orbitales muy próximos a los nuestros, ya que presentan un semieje mayor semejante al de la Tierra, órbitas poco excéntricas e inclinaciones reducidas. Por lo que mantienen vínculos estrechos con nuestro planeta, desplazándose como diminutos compañeros silenciosos en la inmensidad del espacio.

El cinturón de asteroides se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Con 2025 PN7, la lista de cuasisatélites conocidos sigue creciendo, si contamos a 164207 Cardea y 469219 Kamo‘oalewa. Cada nuevo hallazgo recuerda que más allá de la atmósfera existe un escenario vibrante, donde rocas anónimas ejecutan coreografías orbitales que apenas estamos comenzando a comprender en toda su riqueza.

Bailando alrededor de la Tierra

Un cuasisatélite no se considera un satélite verdadero: se asemeja más a dos bailarines que giran sincronizados, cercanos pero sin tocarse. Ambos siguen pasos marcados por una resonancia 1:1, orbitando al mismo ritmo, aunque la gravedad terrestre nunca logre sujetar completamente a su compañero cósmico.

El cometa 3I/ATLAS no nació en nuestro sistema solar: ¿pueden los astrónomos decirnos de dónde vino?

En contraste, las llamadas minilunas son huéspedes temporales, capturadas por la gravedad terrestre, permanecen un tiempo en órbita para luego escapar. Tal fue el caso del asteroide 2024 PT5, que durante un breve periodo acompañó a nuestro planeta antes de continuar su viaje solitario por el espacio profundo.

2025 PN7 ilustra la diferencia ya que su órbita lo mantiene cerca, pero libre y no pertenece a la Tierra, aunque su movimiento parece sincronizado con el nuestro. Esta resonancia muestra lo dinámico y complejo que es el entorno orbital de nuestro planeta, lejos de la idea de un cielo inmóvil y predecible.

Los Arjuna, con sus trayectorias tan similares a la terrestre, nos permiten observar en vivo cómo la gravedad moldea y sincroniza los movimientos celestes. Sus órbitas casi circulares e inclinaciones reducidas los convierten en compañeros peculiares gracias a la atracción gravitatoria directa.

El contexto cósmico

El asteroide 2025 PN7 fue identificado en agosto de 2025 gracias al sistema Pan-STARRS 1 en Hawái. El estudio detallado lo realizaron los investigadores Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, de la Universidad Complutense de Madrid, cuyos resultados se publicaron en Research Notes of the American Astronomical Society.

Para analizarlo, emplearon datos de la base Horizons del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) y del catálogo de cuerpos menores (SBDB). Con estas herramientas se reconstruyen trayectorias orbitales con gran precisión, permitiendo distinguir entre asteroides de paso, mini lunas temporales o cuasisatélites.

Esta figura muestra los cuasi-satélites conocidos en el contexto dinámico del cinturón de asteroides de Arjuna. Crédito: Carlos de la Fuente Marcos y Raúl de la Fuente Marcos, 2025 RNAAS

Dentro del cinturón secundario de asteroides, los Arjuna ocupan posiciones muy próximas a la órbita terrestre. Si observaramos un mapa dinámico lo veriamos situado cerca de región interna, que si bien no implica peligro inmediato, sí confirma la fuerte influencia gravitatoria que la Tierra ejerce en sus alrededores.

Una distinción importante con los asteroides «Apolo», es que mientras estos cruzan la órbita terrestre, Los Arjuna, tienden a evitar esta órbita. Esta clasificación ayuda a entender mejor los riesgos potenciales de impacto y a diferenciar el papel de cada objeto en la dinámica del sistema solar.

No estará mucho tiempo con nosotros

El nuevo cuasisatélite no permanecerá demasiado tiempo junto a nosotros, según los cálculos, mantendrá esta resonancia durante unos 128 años. Puede parecer mucho, pero en escalas cósmicas equivale a un fugaz parpadeo, el paso de un inquilino que se muda tras apenas un siglo de convivencia orbital.

Un fenómeno violento e inexplicable detectado el pasado mes de julio tiene en vilo a astrónomos de todo el planeta

Cuando su órbita cambie, el asteroide podría adoptar una trayectoria distinta, quizá como objeto troyano o en forma de herradura. Dejará de ser nuestro cuasisatélite, continuando su viaje en solitario.

Descubrir y vigilar estos objetos nos permite comprender mejor la mecánica celeste, refinar los modelos de predicción y evaluar posibles riesgos en un futuro cercano. Cada hallazgo añade una pieza al rompecabezas del vecindario solar, donde cada roca cuenta una historia sobre la interacción entre gravedad, tiempo y azar cósmico.

Así, la próxima vez que alces la mirada, recuerda que compartimos la órbita con compañeros discretos. Fieles testigos de la danza perpetua que ocurre más allá de la atmósfera, donde incluso los objetos más pequeños nos enseñan que el Universo siempre nos guarda sorpresas.