En los últimos años se ha discrepado acerca de quién podría ser el nuevo ‘rey del pop‘ o la próxima ‘princesa’ de este género, ahora que los años dorados de Britney Spears parecen haberse disipado. Pero si hay trono que no se ha puesto en duda es el de Madonna, la eterna ‘Reina del Pop’. Aunque lo cierto es que su destino en la música no era ostentar esta corona musical.
A Michael Jackson, por ejemplo, fue el ‘pueblo’ quien le concedió el título de ‘Rey del Pop’. Bueno, el pueblo y una nada corriente Elizabeth Taylor que, un buen día, le asignó este apodo al artista. Desde entonces, la historia conoce al intérprete de Thriller y Billie Jean como el verdadero señor de este género. Al menos así fue hasta la portada de Rolling Stones de 2022, donde nombraban a Harry Styles como su sucesor.
Sin embargo, decir que Madonna (aún en vida) puede llegar a tener una sustituta es, quizá, demasiado osado. Pero, sea como fuere, aún no hay estrella del pop en el mundo que haya logrado lo que Madonna, la única mujer que puede rechazar su propia estrella en el Paseo de la Fama.
Ya lo dijo Katy Perry en unas recientes declaraciones: «Todas las mujeres artistas tienen que seguir dando las gracias a Madonna».
Fue allá por 1985, cuando Madonna ya sonaba en todas las cadenas y tras exitazos como Like a Virgin y Material Girl, cuando los medios especializados como Billboard o la Rolling Stone crearon un trono dedicado exclusivamente para aquella rebelde de rizos dorados: Madonna, la ‘Reina del Pop’.
Madonna, la mujer de los mil y un nombres
Madonna es un apodo artístico, pero detrás de él está Madonna Louise Ciccone, una mujer nacida en Bay City, Míchigan (Estados Unidos) y criada por una familia de inmigrantes italianos, de Pacentro, por parte de sus abuelos paternos.
Madonna en Detroit, 1985 / Icon and Image
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Madonna en Detroit, 1985 / Icon and Image
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De ahí que tras iniciar su carrera artística, la cantante decidiera quedarse únicamente con el nombre de Madonna — ‘mi señora’ o ‘virgen’ en italiano—, a lo Cher.
Pero este no es el único nombre de la cantante estadounidense. Ya en la década de los 80, cuando su rostro aparecía en todas partes, la artista a veces se veía obligada a alojarse en hoteles bajo un seudónimo, Lulu Smith.
Y, por último (que se sepa), la gran Madonna adoptó el nombre de Esther, de origen hebrero, allá por 2004. «Me pusieron el nombre de mi madre. Ella murió de cáncer cuando yo era muy joven y yo… quería otro nombre», explicó ella con sencillez en una entrevista.
Un icono en la moda
Pero su exultante (y un tanto presuntuoso) apodo artístico no la convirtieron en lo que es a día de hoy. Su rebeldía, un rasgo innato que ya irradiaba en el colegio; su disruptiva música y su estilo rompedor hicieron que Madonna fuera todo un icono en los 80 y marcara un antes y un después.
Madonna, 1990 / Thierry Orban
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Madonna, 1990 / Thierry Orban
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Ya no solo en la industria de la música, que también, sino incluso en la moda. La mismísima Anna Wintour, exeditora de Vogue, fue la que dictó sentencia: «Ella hace que la moda ocurra». De hecho, ella inspiró los corsets de Jean Paul Gaultier.
Además, gran parte de su carrera se la ha pasado en lencería, tanto en los escenarios como en las alfombras rojas y las galas de premios; una moda que no solo ha instaurado sino que ha roto con los protocolos más restrictivos de moda femenina.
Pero su estilo y sus mil caras no son lo único que ha hecho que Madonna se gane el mote de ‘la ambición rubia’. Sus cifras en el mercado han batido récords… y nunca mejor dicho.
La reina que rompe récords
Según el Libro Guinness de los Récords (a 2023), la artista ha logrado vender 400 millones de álbumes, lo que la convierte en la artista musical femenina con más ventas de la historia.
Su gira Sticky & Sweet (entre 2008 y 2009) recaudó 408 millones de dólares y es el tour de una mujer que más dinero ha logrado recaudar en la historia.
Sus álbumes más vendidos incluyen The Immaculate Collection (1990; 30 millones de copias vendidas), True Blue (1986; 25 millones) y Like a Virgin (1984;22 millones), mientras que se estima que un puñado de sus sencillos registraron ventas mundiales de más de 5 millones de unidades, incluidos Like a Virgin (1984), Like a Prayer (1989), Vogue (1990), Hung Up (2005) y 4 Minutes (2008).