Urbano Lugrís González (La Coruña, 1908 – Vigo, 1973) convirtió bares, restaurantes y locales de Galicia en lienzos vivos, uniendo el mundo marinero, la mitología y lo onírico con la vida cotidiana.

Sus murales revelan a un artista bohemio, comprometido con la accesibilidad del arte y con una profunda conexión con su tierra.

Un arte hecho para el pueblo

La aproximación al arte de Urbano Lugrís buscaba que la sociedad lo disfrutara directamente, sin intermediarios ni muros de museos. Los murales en bares y restaurantes, que pintó en La Bombilla o Fornos, son un ejemplo de cómo su arte podía acercarse a todos, convirtiendo espacios comunes en escenarios de narrativa visual.

Los murales de Lugrís destacan por su capacidad de transformar espacios cotidianos en escenarios artísticos. Pintados en restaurantes, bares y mesones, estas obras conjugan elementos marinos, mitológicos y oníricos, integrándose a la arquitectura del local.

Mural Urbano Lugrís

Su carácter bohemio se reflejaba también en la manera de trabajar: muchos encargos eran pagados en especie, con comida o bebida, reforzando su imagen de artista cercano a la vida cotidiana.

El conjunto de murales más emblemático la realizó en la calle Olmos, en los números 25 y 27, donde decoraban el antiguo restaurante Fornos. Doce piezas representan panorámicas de la ciudad: la Torre de Hércules, el Castillo de San Antón, barcos, veleros y elementos de la marina, integrando historia y fantasía en un mismo espacio.

Estas obras fueron creadas específicamente para las paredes del local y constituyen un testimonio único de la decoración interior en Galicia de la época.


Mural Urbano Lugrís

Otra serie de murales los realizó en Vigo para el Gran Hotel. Los cinco grandes murales de Urbano Lugrís fueron «Vista de Vigo», «La Romería», «San Telmo», «Mapa de Galicia» y «Los misterios del mar». Cuando el Gran Hotel cerró en 1977 y el edificio fue reconvertido en viviendas, el destino de estas obras maestras quedó en peligro.

Para evitar su desaparición, el Ayuntamiento de Vigo impulsó un plan de rescate que permitió conservar los murales. Tras más de un año y medio de restauración, las piezas fueron reubicadas en distintos espacios públicos de la ciudad.

Hoy, «Misterios del mar» y «Mapa de Galicia» se pueden contemplar en la escalera principal del Museo Quiñones de León, donde desde 2002 siguen transmitiendo la visión onírica y marinera de Lugrís. Pero además de La Coruña y Vigo, la huella mural de Urbano Lugrís también se conserva en otros rincones de Galicia.

Legado y relevancia de su obra

Urbano Lugrís dejó un legado múltiple: pintor, muralista, ilustrador y poeta bajo el seudónimo Ulyses Fingal, su obra conecta literatura, historia y surrealismo con el mundo cotidiano. Y es que el artista nació en el seno de una familia ligada al ámbito cultural y político y creció rodeado de literatura, música y debate intelectual.

Desde joven, Urbano mostró interés por la pintura, dejando los estudios de Perito Mercantil para trasladarse a Madrid en 1930 y participar en las Misiones Pedagógicas junto a Rafael Dieste, colaborando con La Barraca y conociendo a figuras como Lorca y Alberti.


Uno de los murales de Lugrís

Tras la Guerra Civil, Lugrís regresó a Galicia y en los años 50 fundó la revista Atlántida, simultaneando su labor editorial con la creación de murales y lienzos. Su obra pictórica refleja influencias de la pintura metafísica italiana, el surrealismo francés y de escritores como Julio Verne, trasladando sus obsesiones por el mar y lo fantástico a formatos tanto pequeños como monumentales.

En la obra de Urbano Lugrís, el mar no solo es paisaje; es metáfora, mito y memoria. Sus murales, así como sus lienzos más íntimos, reflejan un universo propio que invita a sumergirse en la imaginación y la historia de Galicia, consolidando su figura como uno de los artistas más singulares del siglo XX en España.