Como hemos informado esta mañana, se espera que el presidente de EE.UU., Donald Trump, altos funcionarios de su Gobierno y del Partido Republicano, así como influyentes figuras políticas, se reúnan hoy en Arizona para honrar a Charlie Kirk.
Pero el servicio conmemorativo, que se lleva a cabo en el enorme State Farm Stadium, de Glendale, a las afueras de Phoenix, supondrá una enorme prueba para las fuerzas de seguridad, en particular para el Servicio Secreto, una agencia que ya opera bajo gran presión y desgaste.
Y la razón de la reunión —una bala mortal destinada a silenciar a una figura política— solo subraya los riesgos.
“Nuestros equipos ya están en Phoenix y Glendale, trabajando junto con socios estatales, locales y federales. Juntos estamos plenamente comprometidos en garantizar que estos solemnes eventos reciban la protección y el apoyo integrales que requieren”, dijo en un comunicado William Mack, agente especial a cargo de la oficina de campo de Phoenix.
El servicio fúnebre recibió una clasificación de evento especial de Nivel 1, la más alta, según un alto funcionario del Departamento de Seguridad Nacional. La designación SEAR-1, que anteriormente se había otorgado a eventos como el Super Bowl y el Derby de Kentucky, permite movilizar recursos en todo el Gobierno federal para coordinar la seguridad.
“Esta designación está reservada para eventos de la máxima importancia nacional y habilita al Gobierno federal para proporcionar toda la gama de recursos de seguridad y de aplicación de la ley necesarios para apoyar a las autoridades locales en la garantía de un evento seguro y exitoso”, dijo el funcionario.