Que lo retro, lo analógico y esa fotografía que formó parte de nuestra vida cotidiana durante décadas está en pleno auge no es ningún secreto. La nostalgia, que a la mayoría no nos impidió dejar de lado la química, y la fascinación de la juventud por un proceso tan alejado de lo digital ha resucitado cámaras, aumentado la venta películas que parecían desahuciadas y puesto de moda los fotomatones, esas cabinas fotográficas que a cambio de unas monedas te daban una tira de pequeñas fotos en las que era un clásico aparecer con los ojos muy abiertos tras el susto del primer flash. 

Y precisamente de fotomatones será el primer museo dedicado a estos aparatos en la ciudad de Los Ángeles, el “Photo Booth Museum”. Photomatica, la empresa detrás del proyecto y que se dedica a restaurar y repartir por bares, hoteles y eventos estas cabinas, ya abrió otro museo igual en San Francisco que atrajo a miles de visitantes en su primer año. Si queréis conocer más curiosidades sobre estás máquinas, no os perdáis la estupenda entrevista que le hicimos Luis Morales, técnico de fotomatones durante 40 años en la empresa Tecnotron.

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Este segundo museo situado en el 3827 de Sunset Boulevard (LA) contará con cinco fotomatones: cuatro analógicos completamente funcionales -dos de ellos de los años 50- y una cabina digital moderna. Todos imprimen las fotos en blanco y negro excepto la cabina actual en la que se puede elegir también la opción en color. Más que un espacio para mostrar toda la historia de estas piezas de colección, los propietarios quieren ofrecer una experiencia en la que poder usarlas, vivirlas y por supuesto salir con una tira de fotos reveladas, como se hacía antes. 

La entrada al museo es gratuita y no es necesario hacer reserva. Eso sí, el uso de cada cabina se paga por separado y el precio está entre los 6,50 y 8,50 dólares, dependiendo del modelo aunque, para recordarnos en que año estamos, es posible pagar con tarjeta o con Apple Pay. 

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